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50 años sin Perón: infancias, políticas públicas y derechos en el primer gobierno peronista

Por Flavia Vera*. “En la nueva Argentina, los únicos privilegiados son los niños, pero esta frase no servirá para nada si no la hubiésemos cumplido”, dijo Juan Domingo Perón al inaugurar el ciclo lectivo en Buenos Aires en 1951. El propósito del presente artículo es establecer un acercamiento a la infancia de la época y las políticas públicas para los niños en el primer mandato presidencial de Juan D. Perón (1946-1952).

El concepto de infancia es un concepto moderno-occidental y se reconoce que “la condición de niño no es una entidad biológica ni estática, sino una construcción vinculada a transformaciones sociales, culturales e incluso psicológicas que confluyeron entre finales del siglo XVII y principios del siglo XX” (Alcubierre Moya, 2018). Hablar de niños, jóvenes e infancia desprende otro concepto: el de familia. Para reconocer cómo estaba conformada una familia no hay más que hacer una lectura de la publicidad y en los diferentes productos culturales (diarios, revistas, radioteatro, cine), la propaganda oficial de la política, y el discurso eclesiástico de aquel momento. Estos discursos conformaban a una familia en la cual la mujer cumplía el rol de ama de casa que se dedicaba a las tareas de cuidado y del hogar, una mujer como ordenadora de la dinámica familiar, el hombre como proveedor y trabajador, y los niños como garantía de futuro que repetirían el modelo de familia y reproducción del mismo.

La educación y el esparcimiento para los niños y jóvenes fueron parte de las políticas del Peronismo. A través de la Fundación de Ayuda Social “María Eva Duarte de Perón”, se puso el foco en los niños huérfanos o que no podían ser cuidados por sus padres, hubo colonia de vacaciones en el mar y en la sierra, un plan de turismo infantil, también el Hogar Escuela en casi todo el país y los campeonatos infantiles “Evita”, entre otros. Además, se creó una colección de 12 libros de literatura infantil: “Cuentos de hadas de la República Argentina”, “Cuentos criollos”, “Cuentos heroicos argentinos”, “El niño en la Historia Argentina”, “Aventuras de dos niños peronistas, “La segunda independencia”, “Cuentos del 17 de Octubre”, “Historia de los gobiernos argentinos”, “El Ejército del pueblo”, “Una mujer argentina, Doña María Eva Duarte de Perón”, “Historia de las elecciones argentinas”, y “La Argentina milagrosa”.

El trabajo, la educación, la salud, y la asistencia social estuvieron garantizados bajo la Justicia Social y la Justicia Redistributiva en el Peronismo. Esa era la nueva Argentina a la que se refería Perón, que hacía foco en la conciencia social, desconocida en esos términos hasta entonces, porque le precedía una Argentina con privilegios para un sector. Lo interesante de la época fue que en esa nueva Argentina los niños dejaron de ser invisibles e ignorados y pasaron a ser protagonistas de las políticas públicas. Había un plan, un Estado que respondía a una falta y una postergación por parte de la oligarquía que había antecedido.

Derechos, identidad y cultura en el desarrollo integral del niño

Fue así como en aspectos de vivienda, vestimenta, salud, deportes y educación, se implementó una política hacia los sectores populares, con especial atención en los niños. Este enfoque se evidencia en las «vacaciones útiles», un programa que ofrecía una variedad de actividades culturales y recreativas, tales como teatro de títeres, música popular, danzas nativas, jardinería y ejercicios físicos. Este tipo de políticas muchas veces ha sido criticada como “paternalista”, por parte del Estado, y excesiva en protección, pero iba más allá de satisfacer necesidades materiales básicas de ese sector, porque en los resultados fue enriquecedora para el desarrollo integral de los niños y jóvenes, porque abarcó varias disciplinas y fomentaba el crecimiento cultural y personal, además, promovía los valores y las habilidades que realmente no estaban al alcance de sus entornos. Había un vacío y el Peronismo supo cómo responder a las desigualdades sociales mediante la provisión de recursos y oportunidades educativas y recreativas. Esta estrategia política subraya la creencia de que el bienestar y la educación de la infancia son fundamentales para construir una sociedad más justa y equitativa. “No es filantropía ni es caridad, ni es limosna, ni es solidaridad social, ni es beneficencia. (…) Para mí es estrictamente justicia”, dijo Eva Perón, en “La Razón de mi vida”.

Se dice que los niños son el futuro, pero también son el presente, y sus voces tienen que ser escuchadas para saber qué les pasa, cuáles son sus demandas y así acortar la brecha del canal de comunicación con el mundo de los adultos. Los niños como sujetos de derechos, y no como aquella concepción tutelar que los observaba como objetos sobre los cuales se tomaban decisiones. Los niños y jóvenes estuvieron invisibilizados en la sociedad y recién a partir de la Convención de los Derechos del Niño (1990), eso fue cambiando como un ser social con sentimientos y palabra, pero las políticas del primer Peronismo fueron un primer acercamiento que dejó precedentes en este sentido.

*Comunicadora social

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