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Franco Macri, el empresario que forjó su fortuna y poder con el Estado y las dictaduras militares

Conocé su oscura historia acá. A los 88 años y luego de transitar una enfermedad, falleció Franco Macri. Patriarca de un clan que imprimió su apellido a la historia económica argentina de los últimos 50 años, el empresario italo-argentino –digno personaje de una novela de Mario Puzo– edificó su imperio a través de turbios negociados con el Estado Nacional, que de manera ininterrumpida comenzaron en tiempos del dictador Juan Carlos Onganía y continuaron hasta el presente, con la participación de  otros miembros de su “Famiglia”.

El clan Macri ocupa junto a otros pocos apellidos de renombre como Pérez Compac, Rocca y Fortabat, un selecto club de millonarios argentinos. Fortunas, éstas, basadas en un accionar rentístico logrado a través del Estado, conocido a partir de la década del ´70 como “La Patria Financiera”. Sin embargo, Franco Macri –como otros de su selecto club- contaban con una virtud, vista desde la realidad especulativa y financiera del país actual: fue un empresario industrialista.

Nacido en Roma, el 15 de abril de 1930, llegó al país a principios de 1949, en momentos que la industria nacional comenzaba a florecer y las oportunidades económicas, industriales y de crecimiento eran en un punto comparativas a las de los Estados Unidos de la posguerra.

En 1959, Franco Macri contrajo matrimonio con la terrateniente Alicia Blanco Villegas, y fue con el sello de ese matrimonio donde, quien después se convertiría en el fundador de uno de los clanes más poderosos del país, comenzó a amasar su fortuna. Uno de los primeros negocios de magnitud que realizó Franco Macri, perteneció al rubro ganadero, y en particular, a la exportación de carne vacuna a través de grandes beneficios impositivos facilitados por el dictador Juan Carlos Onganía.

Es importante recordar, en este punto, que fruto de su casamiento con la terrateniente Alicia Blanco Villegas –matrimonio que duró hasta el año 1980- nacieron sus actuales hijos Mariano, Grianfranco y Mauricio, el actual presidente de la Nación.

Por otra parte, durante esos mismos años, Franco Maci se asoció con la empresa FIAT y de esa alianza surgió la compañía Impresit-Sideco. Una gran salto económico logrado a través de favores otorgados por funcionarios de la misma dictadura que encabezó Juan Carlos Onganía.

A partir de ese momento comenzó a forjar su imperio económico, al lograr “adjudicarse” varias licitaciones para el diseño de plantas industriales, eléctricas, puertos, viviendas, entre otras obras, que básicamente fueron logradas tras pingües acuerdos con el Estado Nacional,  fundamentalmente durante la última dictadura cívico-militar que se desarrolló entre 1976 y 1983. Es en este contexto, donde se acuñó la definición de “Patria Contratista”.

De hecho, durante el mes de enero de 1976, el empresario italo-argentino presentó en sociedad el holding SOCMA , o “Grupo Macri”. Al comenzar la dictadura más atroz que se haya expandido por Argentina, a partir del 24 de marzo de 1976, dicho grupo contaba con 7 empresas. Al finalizar la misma, el 10 de diciembre de 1983, el Grupo Macri (o SOCMA) contaba con 47 empresas. Fue durante la última dictadura-cívico militar donde Macri solidificó su imperio a través de la obtención de oscuras licitaciones  con el Estado Nacional con las que logró hacerse con las obras de la represa Yaciretá, la construcción del puente Misiones-Encarnación, la central termoeléctrica de Río Tercero y de Luján de Cuyo, la recolección de residuos de la Ciudad de Buenos Aires, mediante la creación de Manliba, entre otras. Durante esa época compró Fiat.

Luego de este maratónico crecimiento a costa del Estado Nacional y sus oscuros negociados con las cúpulas de genocidas durante los años más oscuros de nuestra historia reciente, en el año 1982, tanto el empresario Franco Macri, como otros, recibieron la máxima bendición de la impunidad que se haya conocido en la historia económica –al menos la  occidental- del Siglo XX: la estatización de las deudas de los principales holdings empresariales, como así también de la totalidad de la Deuda Externa contraída en los años de plomo. Es en este punto, donde la condena económica/financiera que pesa sobre la Argentina ante sus intentos de lograr la tan anhelada independencia económica, consumó la agónica apertura que comenzó a cargarse a la industria nacional a partir del golpe de Estado de 1955.

Desde entonces, y con sus deudas traspasadas al Estado por parte de Domingo Cavallo, quien luego fue ministro de Economía en los gobiernos de Carlos Saúl Menem y Fernando De La Rúa, el Grupo Macri (SOCMA) continuó desarrollando varias decenas de negociados durante todos los gobiernos de la recuperada –para siempre- democracia en nuestro país.

El clan Macri ya forma parte de ese oscuro pasaje de la historia nacional, donde a fuerza de millonarios negocios con los cabecillas de las dictaduras más sangrientas lograron amasar sus fortunas, y más importante que esto aún: consolidaron Poder.

La gran diferencia de la realidad con la ficción, es que la realidad es mucho más devastadora. Ni siquiera Mario Puzo, el autor de la novel a “El Padrino”, inmortalizada por el director Francis Ford Coppola a través de saga de tres películas que llevan el mismo título, se atrevió a pensar que Vito Corleone (el Padrino) iba a lograr que un hijo suyo fuera Senador de los Estados Unidos –tal como parece en la primera de la saga de tres películas)

Sin embargo, Franco Macri, patriarca de una de las familias más poderosas de la Argentina, que durante décadas movieron los hilos del poder y de gobiernos de turno, logró que un vástago que carga con su apellido llegara a la presidencia de la Nación.

El poder, por primera vez en nuestra historia, tomó el gobierno. Ahora, Mauricio es el jefe del clan.

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