En general otrora noble oficio, el periodismo se fue degradando con el avance de la posmodernidad, y en particular, de la posverdad: fenómeno que se produce cuando «los hechos objetivos tienen menos influencia en definir la opinión pública que los que apelan a la emoción y a las creencias personales”, según la definición de la Universidad de Oxford. Un repaso por la conferencia de prensa brindad el jueves último por la Portavoz de Presidencia, Gabriela Cerruti, debería tomarse como ejemplo en cualquier academia de formación de periodistas, para entender lo que no hay que hacer en este oficio. MIrá el video de la conferencia de prensa en Casa Rosada.
En momentos donde cualquier persona que trabaje en un medio de comunicación, cualquiera sea su característica, puede decir lo que se le ocurra, y a eso lo definan como «periodismo”, no solo se da por sentado la profunda degradación de este otrora noble oficio, sino que se naturaliza la estupidez (cuando no la operación política y/o el envilecimiento intelectual) como formadora de opinión pública.
Fue notable lo sucedido durante la conferencia de prensa que –de manera cada vez más habitual- encabeza la Portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti, el pasado jueves 10 de febrero, en Casa Rosada. No solo dio cuenta del paupérrimo nivel de muchos de los periodistas acreditados en Cada de Gobierno, sino – y más siniestro aún- dio cuenta de como se informa y se arman operaciones de prensa basados en supuestos escándalos completamente inexistentes, o sencillamente, en la posverdad. (Mirá el video abajo)
Tres de los puntos más sobresalientes de dicha conferencia, fueron protagonizados por la periodista del diario La Nación, Cecilia Devanna, quien intentó hacerle una trampa a Cerruti para que responde un supuesto “off” de algún supuesto funcionario del Departamento de Estado de EE.UU, quien habría criticado la gira realizada por Alberto Fernández a China, y que el matutino creado por Bartolomé Mitre, puso en tapa. Un funcionario nunca debe contestar un “off”, ´porque sino estaría dando crédito no solo al disparate, sino a la operación política impulsada desde un medio masivo de comunicación.
«No hemos escuchado hasta el momento ninguna posición del Gobierno de Estados Unidos que haya dicho que eso generó malestar; solo se escucharon y vieron rumores. Si el Departamento de Estado quiere expresarse lo hace, y nos vamos a enterar», respondió con claridad Cerruti.
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El segundo caso de mayor relevancia, se dio con la periodista de Infobae, Silvia Mercado, quien se refirió a los “desmedidos elogios” supuestamente expresados por el Presidente argentino a sus pares de Rusia, Vladimir Putin; y Cihina, Xi Jinping, a lo que Cerruti l repreguntó: ¿Cuáles serían esos elogios desmedidos”, y la “periodista” n o supo que contestar. Luego Cerruti le respondió: “Si se encontró con los presidentes y le pareció muy agradable es parte de la diplomacia», dijo la portavoz y agregó: «Es hora ya de que desde algunos medios dejemos de agitar fantasmas como si fuéramos parte de la Guerra Fría cuando en realidad estamos hablando de la globalización y de un mundo que, cada vez más, busca interrelaciones para disfrutar de un mundo un poco más justo y equitativo”.
Y el caso más increíble, que si no fuese cierto seria desopilante, lo protagonizó el “periodista” Brian Meyer, de El Litoral de Santa Fe, cuando preguntó: “Si a raíz de estos gestos que tuvo con el comunismo (…) se está poniendo en la mesa la posibilidad de revisar, por ejemplo, un nuevo sistema político en la Argentina…»
Silencio…
Cerruti: “No sé qué contestarle… usted me esta preguntado si la Argentina se va a volver comunista porque el presidente viajó a China…».