En el entorno de Mauricio Macri aseguran que éste se “trotsquizó”, y repite puertas adentro la máxima de Vladimir Lenin: “Cuanto peor, mejor”. El show mediático protagonizado por los diputados PRO el pasado 1° de marzo, durante el discurso de apertura de Sesiones Ordinarias que encabezó el presidente Alberto Fernández, no solo fue una exitosa táctica mediátical, también una señal de la virulencia política que el macrismo potenciará de cara al 2023. Tras imponer una megadeuda de 45 mil millones de dólares con el FMI, el exprediente del Banco Central, Guido Sandleris, tiene el descaro de decir que el actual acuerdo “es una bomba de tiempo para el próximo gobierno”. Posverdad e hipocresía,
La Argentina vive sus propios “idus de marzo”. Comenzado el año político, Mauricio Macri y su tropa se radicalizan de cara al 2023, aprovechando también las debilidades “bienpensantes” de sectores del Frente de Todos, que priman su sectarismo e infantilismo, ante los intereses estratégicos de la coalición gobernante, a la que todavía pertenecen.
En este sentido, la reunión de los legisladores y miembros más duros del PRO, promocionada ante los medios con textuales y foto oficial del partido, fue el segundo paso de un mismo movimiento: legitimar un rol legislativo opositor cien por ciento. No escuchar y oponerse, y en particular lograr imponer la abstención o el voto en contra del acuerdo con el FMI, estrategia que pone en aprietos a Máximo Kirchner y sus huestes.
El encuentro –tan planificado como la “escapada” del Congreso– contó con los argumentos que los diputados se ocuparon de difundir en boca de sus economistas estrella.
Hernán Lacunza (ex ministro y creador del concepto macrista: “reperfilamiento”) y Guido Sandleris fueron los encargados de instalar una premisa de fácil comunicación: el acuerdo con el FMI “es una bomba de tiempo para 2023”, dijeron desde la quinta de Acassuso donde tuvo lugar el convite.
Fueron de la partida Patricia Bullrich, Cristian Ritondo, María Eugenia Vidal, Gerardo Milman, Diego Santilli, Álvaro González, Luciano Laspina, Omar de Marchi, Federico Angelini, y Humberto Schiavoni.
Merece un párrafo especial el invitado Horacio Rodríguez Larreta, quien minutos antes de abandonar el hemiciclo nacional había enfatizado, en su propio discurso de apertura legislativa que; “El mayor desafío que tenemos por delante es el de construir una sociedad de diálogo/ sentarnos a la mesa con el que piensa distinto y hacer el esfuerzo de ponernos de acuerdo/ La grieta nos paraliza, nos deja inmóviles/ siempre voy a estar dispuesto a pelear por ese futuro de diálogo”.
Hipocresía y posverdad para todos los gustos.