La última acción militar de las tropas invasoras británicas tuvo lugar el 20 de junio de 1982, seis días después de la rendición oficial de las tropas argentinas en las Malvinas. Bajo el nombre de «Operación Keyhole”, un fuerza de tareas británica compuesta de cuatro buques, helicópteros de ataque y transporte, y dos compañías de royal marines (infantería de marina real), desalojaron la Estación Científica «Corbeta Uruguay», instalada durante el verano de 1976/1977, en momentos que ejercía la presidencia Isabel Martínez de Perón quien cumplió de esta manera una directiva de su marido y expresidente por entonces fallecido, y cuyo origen se remonta a la instalación del Refugio Teniente Esquivel, creada también por orden de Juan Domingo Perón, en enero de 1950. Ver video al final de la nota.
Uno de los hechos menos conocidos de la Guerra de Malvinas, fue justamente la última acción militar emprendida por las tropas invasoras y colonialistas británicas. Luego de la rendición de las tropas argentinas, firmada el 14 de junio de 1982, los invasores europeos llevaron a cabo su última misión militar en el Atlántico Sur, a la que denominaron «Operación Keyhole”.
En este sentido, y en diálogo con Télam, el historiador del Instituto Antártico Argentino (IAA), Pablo Fontana, afirmó que «la creación de la Estación Científica ‘Corbeta Uruguay’ formaba parte de un plan que llevaba ya varias décadas«.
«Su origen data de las primeras presidencias de (Juan Domingo) Perón, cuando tuvo lugar un despliegue considerable de presencia argentina en la Antártida en un contexto de tensa pugna con los intereses del imperio británico: en menos de diez años (1947-1955) Argentina había pasado de poseer una sola base antártica a detentar ocho bases permanentes y varios refugios, además de un rompehielos y el primer instituto antártico del mundo», amplió.
Fontana sostuvo que «ya en 1952 buques de la Armada Argentina realizan relevamientos y desembarcos en estas islas deshabitadas, instalando también objetos que testimonian nuestra soberanía; en enero de 1955 el rompehielos ARA ‘General San Martín’ construye en la isla Morrel el Refugio Esquivel, que constituye la primera instalación habitacional de todo el archipiélago y en ese momento surge el plan de instalar allí una base».
«En la campaña siguiente un grupo de tres argentinos lo ocupa durante el verano, lo que constituye la primera presencia humana no permanente, más allá de un simple desembarco, en las islas Sandwich del Sur. Pero la isla vecina entró en erupción y debieron ser evacuados; posiblemente esto, más un cambio de rumbo geopolítico dado luego del golpe de 1955, la cooperación científica del Año Geofísico Internacional 1957/8 y las negociaciones para la firma del Tratado Antártico en 1958/9, llevaron a cancelar los planes», agregó.
En la primera mitad de los años ’70, en un marco de creciente tensión en el Atlántico Sur profundizado por la crisis del petróleo, se retoma el proyecto; el 30 de octubre de 1975 la presidenta María Estela Martínez de Perón emite un decreto secreto en el que disponía la instalación de la base bajo el nombre de «Operación Sol».
En el verano 1976/77 se instala la «Estación Científica Corbeta Uruguay» a 350 metros al este del Refugio Esquivel, y el siguiente verano se transformó en una base permanente con una dotación de diez personas, siendo la primera y única presencia de ese tipo en ese archipiélago.
El historiador remarcó que «al principio el gobierno laborista británico realizó una protesta diplomática pero sin hacerla pública; Argentina respondió que se trataba de una estación científica que brindaba apoyo al Programa Antártico Argentino y que se encontraba dentro de territorio argentino. Los hechos se hicieron públicos en el Reino Unido recién a mediados de 1978 y si bien hubo predisposición por parte del gobierno británico por llevar adelante una cooperación científica, los isleños lo frenaron».
Fontana señaló que «esta base se encontraba integrada al Programa Antártico Argentino, tanto desde el punto de vista científico como logístico; en ella se realizaban importantes estudios de diversas disciplinas, en particular de meteorología, medición de radiación solar y radiosondeos, destacándose los trabajos de sismología, siendo estas islas uno de los sitios con mayor cantidad de sismos en el mundo. También se realizaron trabajos de biología con la colonia de pingüinos del lugar y de glaciología«.
«Su reabastecimiento y relevo de dotación era similar al de cualquier otra base antártica, el cual se realizaba por medio del rompehielos argentino, y disponía de un color específico también para identificar su carga, sistema que se utiliza en las bases antárticas; en cuanto a su ubicación, por un lado, la base estaba en un archipiélago subantártico, encontrándose al sur de la convergencia antártica, que es la línea en donde las aguas frías de la corriente circumpolar antártica se sumergen bajo las aguas cálidas que provienen del norte, siendo esta línea dinámica considerada el límite natural de la Antártida», detalló.
La base se encontraba 60 kilómetros al norte del paralelo 60˚ de latitud Sur, límite de aplicación del Tratado Antártico, por lo que no se encontraba protegida por el mismo. «De haberlo estado, difícilmente podrían haberla desalojado, sin entrar en una violación directa del Tratado», consideró el historiador.
En ese sentido recordó que «la rendición de las fuerzas argentinas el 14 de junio de 1982 en Puerto Argentino no implicaba y también hacía innecesarios el desalojo y clausura de la base, que además se desempeñaba como una estación científica».
«Precisamente, a medianoche de ese mismo día las fuerzas británicas decidieron hacerlo, utilizando cuatro buques, seis helicópteros, decenas de infantes de marina y además de varios comandos; frente a esta desproporcionada fuerza, la pequeña dotación argentina respondió por radio que ellos estaban en suelo argentino y que eran una base científica», detalló.
«El 19 de junio los británicos llegaron al lugar y con mala meteorología comenzaron a hacer vuelos de distracción para simular desembarcos en distintas partes de la isla, además de desembarcar un grupo de infantes y realizar disparos de artillería intimidatorios, mientras los argentinos quemaban la información confidencial e inutilizaban algunos equipos, sin responder a los ultimátum del comandante británico», describió.
«Finalmente, a pocos minutos de ser arrasados por la artillería, la dotación se rindió en la noche del día 20 de junio, en lo que podría considerarse el último acto del conflicto del Atlántico Sur de 1982, el cual fue a su vez el primero de carácter subantártico, ya que comenzó en las Georgias del Sur y finalizó en las Sandwich del Sur», completó el investigador.
Respecto del abandono de la base por parte de las fuerzas británicas, Fontana evaluó que «operar aquellas instalaciones hubiera significado un reconocimiento de la gran capacidad logística y científica argentina, ya que habíamos logrado algo que ellos hasta el día de hoy no lo hicieron, instalar y operar una base permanente en aquel archipiélago volcánico, de costas acantiladas y repletas de glaciares, con la peor meteorología del planeta, acompañadas de sismos y erupciones constantes. Una verdadera hazaña».
«Si bien las islas Sandwich del Sur se encuentran dentro del área de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos y sujetas a sus medidas de conservación, el Reino Unido continúa emitiendo licencias de pesca ilegales y por fuera de dicha Convención, con un claro interés económico«, advirtió Fontana.
En el verano 1982/83 la base fue dinamitada por comandos británicos, muriendo una considerable cantidad de pingüinos con las explosiones. Se argumentó que la decisión se tomó al encontrarse con la bandera británica en el suelo y la argentina en el mástil de la base a comienzos de ese verano, pero posiblemente la premier británica Margaret Thatcher procedió de esa forma porque a mediano o largo plazo posiblemente iba a tener presión para permitir a Argentina continuar con los trabajos científicos que durante cinco años se realizaron en el lugar de forma ininterrumpida.
Fontana contó que «actualmente de la base solo quedan las ruinas; en cuanto al Refugio Esquivel, si bien el mismo se encuentra tumbado, se mantiene en una pieza con su robusta estructura».
Estas islas, junto con el límite Este de la Antártida Argentina, fijado precisamente por la proyección de ellas hacia el Sur, constituyen el extremo oriental del territorio argentino, y así como se afirma que el centro del país está situado en la isla Grande de Tierra del Fuego al considerar el Polo Sur como el límite austral, en realidad está situado en el Atlántico Sur, al sureste de las Islas Malvinas, al ser el meridiano 25˚ Oeste el límite oriental del territorio argentino.
Con información de Télam.