El 2023 el pueblo argentino convalidará con su voto un programa económico, más allá del próximo presidente. En este sentido, la alianza macrista/radical/lilito/(neo)liberal comenzó a anunciar el profundo ajuste que aplicarán, si llegan a Casa Rosada a través del voto popular. Imitando una vez más a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el expresidente Mauricio Macri lanzará el próximo 18 de octubre en las librerías argentinas el libro que le escribió su exsecretario de Cultura, Pablo Avelluto, bajo el título: “Para qué. Aprendizajes sobre liderazgo y poder para ganar el segundo tiempo”; una verdadera guía del ajuste que aplicaría si vuelve a ser presidente, o si lo será Horacio Rodríguez Larreta, para convertir a la Argentina en Chile, e imponer una sólida y pequeña clase alta dominante, y ubicar enfrente a las mayorías empobrecidas, sin aire social no político, en el medio.
Quien avisa no traiciona, o a modo de repaso
«Habrá que tomar decisiones drásticas». La afirmación surge del capítulo 25 del libro anunciado en las últimas semanas y editado por el ex secretario de Cultura Pablo Avelluto. Fue publicado en La Nación y lleva el título «segundo tiempo», confirmando así la teoría de continuidad que se barajaba cuando publicó «Primer Tiempo», su primer libro post gestión presidencial.
En ese capítulo, Macri se esfuerza nuevamente en despegarse del lugar de liviandad y de falta de potencia y decisión para encarar el proceso de «cambio» tan promocionado desde el espacio opositor. «Somos el cambio o no somos nada. Es mucho más que una frase. Es la esencia de nuestro para qué y es también la conclusión a la que he llegado tras el largo camino recorrido en la vida», reza de arranque el capítulo.
De inmediato se sitúa en diciembre del 2023 y no tarda en asegurar que «tras el rotundo fracaso del populismo existen enormes posibilidades de que la próxima administración recaiga sobre Juntos por el Cambio«.
Ahí es cuando trazó un panorama respecto de cómo considera que debe ser una eventual segunda presidencia del espacio que lidera. «Si esto sucede, nuestra responsabilidad será mayúscula, aún más exigente que la que tuvimos a partir de diciembre de 2015. Más allá del hombre o la mujer que lidere el gobierno que viene, existen aspectos muy importantes que harán que la nueva experiencia resulte muy diferente a la del primer tiempo del cambio», indicó.
Los desafíos frente a una sociedad «diferente»
El ex presidente aseguró en su escrito que la sociedad no es la misma que la que lo llevó a la Presidencia en 2015 ya que «la gente no acepta ser más pisoteada o ninguneada por el poder».
Enumeró ahí las causas de ese fenómeno de acuerdo a su teoría y valoró «la conciencia del enorme poder con el que cuentan los ciudadanos (que) ha quedado plasmada en numerosas movilizaciones, en la participación a través de las redes sociales o en las denuncias ante los intentos de adoctrinamiento en las escuelas y universidades, junto a infinidad de otros ejemplos».
En el párrafo siguiente, Macri sostuvo que hubo una transformación de «una profundidad extraordinaria» de la sociedad en la era digital y que «ya no será lo mismo impulsar una agenda de cambios radicales ante una sociedad que se expresa de manera independiente y libre de cualquier tutelaje». Advirtió que «la escucha a ambos lados, entre el gobierno y la sociedad, será diferente».
Más adelante valoró como «una bocanada de aire fresco» al resurgimiento del ideario liberal «frente al monopolio del relato populista».
En ese contexto, sin medias tintas, cargó contra la figura del Estado. «El Estado es el que más ha hecho por destruir y complicar la vida de los argentinos con sus políticas irresponsables, costosas e ineficientes», opinó.
«Habrá que tomar decisiones drásticas»
El cierre del capítulo contiene, si se quiere, las definiciones más significativas desde el punto de vista político ya que dejan un panorama de cómo ve Macri que su espacio debería encarar la gestión en caso de ganar el año que viene.
«Esta vez no habrá tiempo ni sustento político para quedarnos a mitad del camino. Los enemigos del cambio usarán todas las artimañas a su alcance. Muchas de ellas las hemos padecido durante los años de mi presidencia. No tengo dudas de que se abroquelarán para intentar frenar el impulso transformador con el objetivo de defender sus privilegios», indicó.
Enfatizó que «tanto el equipo de gobierno como los ciudadanos comprometidos con nuestro para qué deben saber que va a ser necesario mucho coraje». También que «la resistencia al cambio será dura. Pero nuestras convicciones deberán serlo aún más«.
«No podemos llegar al gobierno con prejuicios ideológicos de ningún tipo. Habrá que tomar decisiones drásticas. Aquel “buenisimo” que algunos señalaron durante nuestra gestión, no va más. El populismo light no es una opción«, remató en el cierre.