El 30 de mayo de 1989, en pleno ocaso del gobierno de Raúl Alfonsín, se desarrolló un estallido social de enormes magnitudes. La hiperinflación resultante del fracaso del plan económico alfonsinista, devoraba los salarios y limitaba la esperanza inmediata de la empobrecida población, a que los productos esenciales no aumentaran por la tarde, más de lo que habían aumentado esa misma mañana. El masivo estallido comenzó en el Gran Rosario, y de inmediato tuvo repercusiones en el gran Buenos Aires y Gran Córdoba, CABA, Mendoza y Tucumán, para extenderse luego a otras ciudades del país. La represión policial se cobró las vidas de entre 14 y 20 compatriotas, varias decenas de heridos y cientos de detenidos. Dieciséis días antes de producirse el estallido social, el 14 de mayo de ese mismo año, resultaba electo presidente Carlos Menem. Tras la crisis social, Alfonsín abandonó el gobierno seis meses antes de finalizarlo.
La dramática situación socio/económica que atravesaba el pueblo argentino, tras los distintos fracasos de los planes económicos aplicados por el gobierno de Raúl Alfonsín, finalizaron en un masivo estallido social, que se desarrolló entre mayo y principios de junio de 1989, cuyo epicentro fueron los días 29 y 30 de mayo de ese fatídico año, cuando decenas de miles de ciudadanos del Gran Rosario, Gran Buenos y Gran Córdoba, comenzaron a saquear supermercados para poder comer. La hiperinflación devoraba en pocos días los salarios, y varios de los productos de consumo esencial, registraban dos aumentos por día.
La primera respuesta contundente del hastío popular, había sucedido el 10 de mayo de 1989, cuando la ciudad de Rosario se convirtió en el escenario de una masiva manifestación que recorrió varios de los supermercados más importantes del momento, para protestar contra el alza de los precios, y que finalizó en una violenta represión policial.
Luego, el 22 de mayo, se produjo un cacerolazo contra otro nuevo aumento de precios y la suba de las tarifas de servicios, que sacudió a la ciudad de Córdoba. Tras esa noche donde el ruido colectivo anunciaba la crisis que ya no se soportaba, comenzaron a llevarse a cabo varios saqueos en distintos puntos de Córdoba, que duraron tres días, hasta el 26 de mayo.
En tanto, el 24 de mayo comenzaron a producirse los primeros saqueos en Rosario, que rápidamente se extendieron a otras ciudades de Santa Fe y decenas de municipios del conurbano bonaerense. La gran mayoría de los saqueos, que marcaban a fuego la desesperación popular que se vivía por la crisis hiperinflacionaria, tuvieron su epicentro entre los días 29 y 30 de mayo, cuando la represión policial se cobró la mayor cantidad de víctimas (según cifras oficiales fueron 14, y según cifras extraoficiales fueron 20) en Rosario, Gran Buenos Aires y Córdoba.
El entonces presidente Raúl Alfonsín, había decretado el estado de sitio por 30 días, (como doce años más tarde, volvía a suceder con otro presidente radical: Fernando De La Rúa, durante la megacrisis del 2001 que causó 36 muertos por la represión policial).
La desesperación vivida en esos años por la falta de comida (debido a los exorbitantes precios de la misma, a consecuencia de la hiperinflación), marcó el fin del gobierno de Raúl Alfonsín, quien dejó el cargo seis meses antes de los previsto, para que asumiera el presidente electo, que había resultado ganador en las elecciones del 14 de mayo de ese año: Carlos Menem. Argentina profundizaba su camino hacia el neoliberalismo y comenzaba una destructiva etapa privatizadora, que destruiría cientos de miles de puestos de trabajo. La aplicación de estas políticas, finalizarán con al megacrisis del año 2001, que se cobró las vidas de 36 compatriotas, a causa de una desbocada represión popular.