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Trump arrasó en el Supermartes, Nikki Haley le despeja el camino para su candidatura y se acerca a su gran duelo contra Biden en noviembre

El expresidente Donald Trump, habilitado por la justicia estadounidense a presentarse a competir por la Casa Blanca, logró la gran mayoría de los delegados asignados en los 15 Estados que votaban a la vez, durante el denominado “Supermartes”. Al cierre de esta nota, la única candidata republicana que continuaba disputándole internamente la candidatura presidencial por el Partido Republicano, Nikki Haley, anunció que desistirá de sus candidatura, habilitando finalmente a que el candidato republicano sea Trump.

El denominado en Estad Unidos “Supermartes” se transformó en un paseo triunfal para Donald Trump. Si bien el expresidente no ha logrado aún matemáticamente la nominación virtual, dio un golpe de autoridad definitivo. Trump dejó en el camino a todos los rivales republicanos que se han atrevido a desafiarle. Varios se retiraron antes de empezar siquiera las primarias. El inversor Vivek Ramaswamy y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, tiraron la toalla en el primer asalto, tras su fracaso en los caucus de Iowa. Nikki Haley se mantiene de pie, pero Trump la superó este martes. Ahora llega el momento de la verdad, la batalla definitiva por la Casa Blanca. Como en 2020, le volverá a enfrentar a Joe Biden, que también ha arrasado en el Supermartes demócrata ante la ausencia de verdaderos rivales. Será en las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, dentro de 245 días.

Trump ha salido a cantar victoria en su mansión de Mar-a-Lago, en Palm Beach, Florida, donde ha calificado a Biden como el peor presidente de la historia. “En algunos sentidos somos un país del Tercer Mundo, somos un país del Tercer Mundo en nuestras fronteras”, ha dicho. Solo en el escenario y con una quincena de banderas de Estados Unidos detrás, ha dado un discurso algo inconexo, con idas y venidas sobre la frontera, la inflación, la criminalidad, el “chinavirus”…

Trump ha evitado citar a Haley, aunque ha pedido unidad al partido. Él, la figura más divisiva en décadas de la política estadounidense, se ha quejado de que el país esté muy dividido. “Tenemos que ganar las elecciones, porque si perdemos las elecciones ya no tendremos un país”, ha dicho en otra de sus frases habituales. Ha acabado sus cerca de 20 minutos de intervención con su lema, Make America Great Again: “Haremos que nuestro país sea más grande que nunca en la historia”.
Por su parte, la campaña de Biden ha lanzado un comunicado del presidente celebrando su victoria y atacando a Trump. “¿Vamos a seguir avanzando o permitiremos que Donald Trump nos arrastre hacia atrás, hacia el caos, la división y la oscuridad que definieron su mandato?”, se pregunta.

Trump triunfó en California, Texas y Carolina del Norte, los Estados del Supermartes que más delegados aportan. En realidad, ya ha ganado en 12 de los 13 Estados que tienen el escrutinio avanzado y ha vencido con claridad en ellos. Con el escrutinio bastante avanzado, ha arrasado especialmente en Alabama (83%), Oklahoma (82%), Texas (78%), Tennesee (78%), Arkansas (75,6%), Carolina del Norte (74%), Maine (72%) y Minnesota (69%). También ha tenido más del 60% de los votos en Colorado, Massachusetts y Virginia. En California y Utah el escrutinio lleva más retraso y en Alaska aún no ha empezado.

Nikki Haley solo ha resistido en Vermont, donde se ha impuesto en un escrutinio muy ajustado con el 50% de los votos. Se trata de un Estado que vota demócrata en las presidenciales y tiene un gobernador republicano moderado, el terreno más propicio para Haley. La candidata solo había ganado hasta ahora las testimoniales primarias republicanas de Washington DC, donde solo votaron unos 2.000 afiliados. Haley, sin embargo, ha salido claramente derrotada en Massachusetts y Maine, los otros dos Estados de Nueva Inglaterra.

Pequeñas señales de alarma

Pese al abrumador dominio, hay pequeñas señales de alarma para los dos candidatos. Biden ha logrado más del 80% y el 90% de los apoyos en la mayoría de los Estados, pero en Minnesota reapareció el fenómeno de Michigan de los votos a delegados “no comprometidos”, una especie de voto en blanco de protesta por el apoyo a Israel en la guerra de Gaza, que ha alcanzado en torno al 19%. A eso se ha unido el 8% para el candidato local Dean Philips, con lo que Biden solo ha logrado allí un 70%. En Massachusetts, esos votos de protesta también han alcanzado un 9% y en Colorado, un 8%. Biden ha tenido una derrota testimonial en el territorio de Samoa Americana, donde se ha impuesto el empresario Jason Palmer por 51 votos a 40. Samoa Americana no vota en las presidenciales de noviembre, pero envía seis delegados a la convención demócrata.

Por parte de Trump, aunque su ventaja sea aplastante, la duda es cuántos de esos electores que votan a Nikki Haley le apoyarán cuando llegue el 5 de noviembre. El expresidente se muestra más débil en los condados más moderados, con niveles de educación más altos. El fantasma que persigue a los republicanos, y sobre el que ha alertado Haley repetidamente, es que Trump pueda volver a espantar a los electores independientes y moderados a la hora de la verdad, como ocurrió en 2018, 2020 y 2022. En varios Estados, Nikki Haley ha superado el 25%. Aparte del 50% de Vermont, la candidata ha tenido cierto apoyo en Massachusetts (36%), Virginia (35%), Colorado (33%) y Minnesota (30%).

La adjudicación de delegados va más lenta, por las diferentes reglas de asignación en cada Estado, que en ocasiones obligaban a esperar a que el escrutinio avance más. Aun así, tanto Biden como Trump han barrido en ese apartado y van acercándose al umbral de la nominación. Trump lo tendrá a tiro con los 161 delegados en liza del 12 de marzo, cuando se vota en Georgia, Hawái, Misisipi y el Estado de Washington. Como el calendario demócrata va algo retrasado frente al republicano, Biden aún tendrá que esperar otra semana, hasta el 19 de marzo (cuando votan Arizona, Illinois, Kansas y Ohio), aunque siga ganando en todos los Estados.
En el caso republicano, se eligen a 874 de los 2.429 delegados de la convención. Trump necesita 1.215. Por parte del Partido Demócrata, se asignan 1.420 de los 1.968 delegados necesarios.

La carrera está decidida, pero aún faltan por votar la mitad de los Estados. Las primarias restantes serán prácticamente irrelevantes. De los seis que inclinarán la balanza en las elecciones de noviembre, solo han votado hasta ahora Míchigan y Nevada. Quedan Pensilvania, Georgia, Wisconsin y Arizona. Este Supermartes no había elecciones en ninguno de los Estados decisivos.

Con información de agencias

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