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Por Maximiliano Borches. Una patota de policías torturados, pertenecientes a la Comisaría 3º de la ciudad chaqueña de Fontana, fueron apartados de la fuerza por órdenes del gobernador Jorge Capitanich. Continúan en libertad, y al cierre de esta nota sus nombres no trascendieron. En la madrugada del domingo 31 de mayo, los torturadores policiales ingresaron a las patadas a la casa de una familia qom, en el barrio Bandera Argentina. Sin mediar palabra, los atacaron a golpes de puño y palos. También les pegaron con sus armas reglamentarias. Dos varones jóvenes y dos mujeres menores de edad, fueron secuestrados y llevados encapuchados a la Comisaría. Allí los golpearon salvajemente, torturaron y manosearon los cuerpos de las menores de edad. El presidente Alberto Fernández fue categórico a través de su cuenta de Tweet: “Las imágenes de violencia institucional que hemos visto en las últimas horas en el Chaco son inaceptables. Celebro que el Ejecutivo provincial haya apartado a los efectivos, pero debemos trabajar más profundamente en una problemática que es una deuda de la democracia.”
Imagen de portada: Revista Cítrica
Mientras la mayoría de los medios masivos de comunicación en la Argentina, siguen casi al minuto la dramática situación que atraviesan los estadounidenses, tras el asesinato del ciudadano afroamericano George Floyd, a manos de un grupo de policías de Mineápolis, poco dicen – o casi nada- sobre el espanto que les tocó atravesar a una familia qom del barrio Bandera Argentina de Fontana, ciudad chaqueña pegada a Resistencia.
Según relató una de las dos jóvenes menor de edad, que fue secuestrada junto a otra chica y dos dos varones jóvenes en aquella madrugada de espanto en la que fueron llevados encapuchados a la Comisaría 3º, donde la patota de policías –algunos vestidos de civil- apagaron la luz para comenzar con su aquelarre de golpes, torturas y abusos, todo el tiempo les gritaban: ‘»ndios infectados, ustedes son unos mal acostumbrados.»
Luego, los rociaron con alcohol y les gritaban: “¿quieren que les prendamos fuego”. En el término de unas horas -que se transformaron interminables- el horror colmó toda la existencia de estos cuatro jóvenes, y de toda la familia que sufrió el ataque de las bestias policiales.
“A los chicos los molieron a palos. Y a las chicas es irreparable lo que les hicieron, solo lloran y tiemblan”, contó a Página/12 Daniel Rolón, integrante del Comité Provisorio Indígena por la pandemia. «Nosotras llegamos al mediodía, vimos a los chicos tremendamente golpeados, a esa nena de 16 sin poder levantarse de la cama, llorando y temblando. Empezamos a agitar pidiendo contención psicológica y una ambulancia para esa piba que no se podía mover del dolor. Llegó a las 20.30, junto con el equipo interdisciplinario de la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia», relató a este diario Cecilia Solá, integrante de la APDH y de la MMF, junto con Magdalena Corbalán y Virginia Florito. También intervino el Comité de Prevención por la Tortura con un informe urgente a la Fiscalía de Derechos Humanos.
Al cierre de esta nota, se conoció que la Secretaría de Derechos Humanos y Géneros de la Provincia de Chaco, se constituirán como querellantes en la causa que investiga la violencia policial ejercida por los agentes torturadores de la comisaría 3º, contra esta familia qom que vive en el barrio Bandera Argentina, de la ciudad de Fontana.
“El gobierno (provincial) impulsará y exigirá todas las imputaciones que correspondieren así como las medidas de prueba que consideremos en base a la experticia del equipo técnico en querellar este tipo de hechos”, indicó la subsecretaria de Derechos Humanos, Nayla Bosch.
Por lo demás, no solo la Justicia debe ir a fondo con su investigación, y aplicar la pena máxima contra esta patota de policías torturadores, sino que los poderes político provincial y nacional, deben dar comprometerse a hacer todo lo que se encuentre a su alcance, por erradicar a estos elementos de las fuerzas de Seguridad, que evidentemente, aún siguen sin enterarse que vivimos en democracia.
Las imágenes de violencia institucional que hemos visto en las últimas horas en el Chaco son inaceptables. Celebro que el Ejecutivo provincial haya apartado a los efectivos, pero debemos trabajar más profundamente en una problemática que es una deuda de la democracia.
— Alberto Fernández (@alferdez) June 2, 2020
