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Por Maximiliano Borches. La estratégica decisión del Gobierno nacional de intervenir la empresa Vicentin y enviar al Congreso un proyecto para su expropiación, generó un amplio apoyo de todo el arco sindical. Desde integrantes de la CGT y la Corriente Federal de Trabajadores-CGT, a los sindicatos del sector agropecuario, y hasta de la UIA. Del otro lado, y sin que sorprenda a nadie, radicales, macristas y estancieros, pusieron el grito en el cielo en defensa de la patronal beneficiada por el macrismo con casi $19 mil millones en créditos, que se deben investigar a fondo. También, y en su triste vocación de acentuar el denominado “teorema de Baglini”, personajes que transitan la orilla de la historia, y que solo buscan emerger del ostracismo, como el caso del ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, se suman al rechazo vociferado por macristas, radicales, estancieros y medios hegemónicos: todos los que dice “enfrentar”.
En su primer paso para comenzar a aplicar la agenda pospandemia, el presidente de TODOS, Alberto Fernández, dejó en claro que la soberanía alimentaria es un objetivo a cumplir. En esta clave, se torna necesario leer el anuncio de intervención y próxima expropiación de la empresa Vicentín, que acumula una deuda con el Estado nacional y privados, por un total de 99.345,2 millones de pesos (a febrero pasado), de los cuales, 18.162,3 millones de pesos le adeuda al Banco Nación, razón por la cual el ex titular de esa entidad bancaria, el radical Javier González Fraga, se encuentra imputado por la justicia.
A partir de ahora, la política nacional entra en otra etapa, donde no hay lugar para los temores socialdemócratas y las acciones hechas a medias. Expropiar una empresa de las características de Vicentín, es el inicio de un camino que se tornará irreversible para la soberanía alimentaria, política y económica nacional. El mundo que ya comienza a asomar, será más atroz que el que conocimos. Solo podremos enfrentarlo con unidad nacional y fortaleza productiva soberana
En este marco, el Gobierno nacional decidió dar un importante paso al frente, que deberá profundizar si desea ser exitoso y comenzar realmente a delinear otra Argentina. Los enemigos que ya enfrenta, y que a partir de esta decisión se volverán aún más violentos: oligarquía campestre, medios hegemónicos y concentrados de comunicación, tilingos (que son muchos) y que no tienen siquiera una maceta, pero inmediatamente se “enervan” ante los intereses de la tierra de los grandes pules agropecuarios y de estancieros, proyectando su odio con cacerolas como extensión de sus brazos, rápidamente reproducidos hasta el hartazgo por las cámaras de televisión de TN, A24 y otras señales que defienden intereses contrarios a los de las mayorías populares: ya le declararon la guerra a este gobierno.
Por otro lado, prácticamente la totalidad del movimiento obrero organizado, desde la CGT, Corriente Federal de Trabajadores-CGT, las CTA´s, y hasta los sindicatos del sector agropecuario, y también la UIA, expresaron su apoyo a esta medida política.
Esta vital decisión presidencial, no solo garantiza el mantenimiento de casi 5 mil puestos de trabajo, sino que además conlleva una importancia superalativa por la posición estratégica que tiene Vicentin desde el punto de vista de la formación de precios en cuanto a la cadena alimentaria y la comercialización de granos.
A partir de ahora, la política nacional entra en otra etapa, donde no hay lugar para los temores socialdemócratas y las acciones hechas a medias. Expropiar una empresa de las características de Vicentín, es el inicio de un camino que se tornará irreversible para la soberanía alimentaria, política y económica nacional. El mundo que ya comienza a asomar, será más atroz que el que conocimos. Solo podremos enfrentarlo con unidad nacional y fortaleza productiva soberana.
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Ver:
Vicentín aportó $13.5 millones a la campaña de Macri en 2019
