Este martes llegará una nueva misión del Fondo Monetario Internacional (FMI), encabezado por Julie Kozack, la número dos del organismo para la región, y Luis Cubeddu, el encargado del caso argentino. Optimismo en el gobierno de TODOS ante un posible acuerdo a largo plazo para la devolución de los U$S44.800 millones, que de manera irresponsable tomó el expresidente Mauricio Macri, cuando encabezó el olvidable gobierno de macristas, radicales y lilitos.
Este martes desembarcará en Buenos Aires la misión del Fondo Monetario Internacional, que dará inicio formal a la negociación de la letra chica del programa que reemplazará el stand by firmado por Mauricio Macri en 2018. La intención del Gobierno es alcanzar un acuerdo lo antes posible, incluso apunta a que pueda darse antes de fin de año, para cristalizar las señales enviadas al mercado e intentar consolidar el veranito cambiario de las últimas semanas. El sedero de recorte del déficit fiscal y la reducción de la emisión monetaria estarán en el centro del debate.
La comitiva del FMI estará liderada una vez más por Julie Kozack, la número dos del organismo para la región, y Luis Cubeddu, el encargado del caso argentino. Ambos funcionarios fueron los enviados del Fondo a comienzos de octubre, durante la “visita exploratoria”, como la definieron, que duró cinco días. En esta oportunidad, no vendrán solos. Fuentes de la entidad con sede en Washington le dijeron a este diario que estarán acompañados por seis o siete técnicos del staff y que la estadía durará cerca de dos semanas.
El Ejecutivo busca refinanciar los vencimientos de capital por alrededor de USD45.000 millones que el acuerdo de Macri y Christine Lagarde dejó concentrados entre 2021 y 2023. El ministro Martín Guzmán busca estirar el inicio del repago hasta 2024. En las últimas semanas, el Gobierno -en la boca de Sergio Chodos, el representante en el directorio del FMI – dejó entreabierta la puerta a un eventual desembolso extra de divisas para fortalecer las escasas reservas del Banco Central. El programa resultante será enviado al Congreso para su aprobación, probablemente en sesiones extraordinarias, en busca de darle cariz de política de estado a sus lineamientos centrales.
Guzmán adelantó en AM 750 que, como parte de la discusión, se acordará un sendero de “estabilización macroeconómica plurianual donde se definirán cómo se van a poner en orden las cuentas fiscales, externas y la acumulación de reservas, al mismo tiempo que la economía se recupera”. En la misma sintonía, un vocero del Fondo señaló que “el diálogo se centrará en la agenda fiscal, monetaria y estructural de las autoridades para el mediano plazo con el objetivo de anclar la estabilidad macroeconómica y sentar las bases para un crecimiento inclusivo y sostenible”.
Más allá de que el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, enfatizara en Radio 10 que “no hay espacio para ajustes”, el contenido de la agenda de negociación se refleja en las decisiones market friendly del Plan Guzmán para calmar el dólar. Por un lado, en la proyección de un déficit primario menor al 7% en 2020 (más de un punto menos de lo planteado en el presupuesto) apalancada en la suspensión del IFE 4 y la menor cobertura del programa ATP; y en un proyecto de ley de leyes que recorta 14% en términos reales el gasto social principalmente a raíz de la eliminación del gasto de emergencia ante la coronacrisis. Por otro, en la reducción de la asistencia monetaria del BCRA al Tesoro para financiar el rojo fiscal iniciada en octubre, que se apunta a reemplazar con mayores colocaciones de deuda en pesos y una ampliación del crédito para obra pública que el Gobierno negocia con bancos multilaterales.