Por Jenny Bordagaray. Cuando era chica jugaba a ser maestra, vendedora, cantante, madre y algunas otras cosas. Mi hija a los cinco años jugaba a ser Presidenta. Sin dudas, el rol de la mujer en el mundo del trabajo sufrió un giro bastante grande, aunque algunos y algunas minimicen nuestros reclamos, nuestras formas y nuestra capacidad de organización. De otro modo, nunca hubiéramos votado dos veces a una mujer para Presidenta y una vez para Vicepresidenta; aunque siga sufriendo las defenestraciones del patriarcado. Me parece un ejemplo tan gráfico que habla por sí mismo, de las conquista de derechos por parte de las mujeres argentinas que tuvieron con Evita Perón y Juan Domingo Perón, un impulso imparable.
No obstante a lo descripto más arriba, nos siguen matando. Los femicidios crecen a diario, la violencia de género no tiene coto, y sin dudas creo que esta es la deuda interna de la dirigencia política más grande. Pertenezcan, al espacio político que pertenezcan. En esto no hay grieta sino deuda… ¿Y hasta cuándo?
Hoy conmemoramos el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Antes nos saludaban con flores y bombones… hoy se solidarizan con nosotras y mañana nos pagarán menos sueldo o nos desconsiderarán frente a ascensos laborales por mandato patriarcal (¿no me digas que nunca te preguntaron o acusaron de tener un día femenino por haber defendido tu idea y mantenerte firme?)
El mismo sistema que durante años nos estigmatizó como locas, superficiales, huecas, atorrantas, interesadas e incapaces de tomar decisiones relativas al ámbito del poder, hoy nos empuja a zanjar una grieta entre hombres y mujeres, según pertenencia de género, como si se tratara de dos equipos de fútbol o partidos políticos, como hacen con las leyes que nos otorgan derechos a los más vulnerables o como hicieron con las vacunas contra el coronavirus. Y nuestra sociedad siempre se olvida que las únicas batallas que se ganan son las que se llevan a cabo de manera colectiva. Mirá si todos, sin distinción de género, asumiéramos las responsabilidades compartidas cuando llegan los hijos a nuestras vidas; o repudiáramos las faltas de respeto y las agresiones cada vez que presenciamos una; o si prestáramos más atención al contenido que a la forma. No siempre lo que nos resulta más cómodo es lo mejor para nosotros.
El Día Internacional de la Mujer (Trabajadora, como eran las 123 que estaban en la fábrica de Nueva York aquella vez del incendio) es una jornada de lucha por amplitud de derechos y por igualdad de oportunidades y de trato, que nos invita a la reflexión al respecto. Aunque realmente a esta altura del partido no debiéramos seguir debatiendo determinadas cuestiones, hay debates que atrasan pero el sistema los sigue poniendo en agenda y a la larga o a la corta nos terminamos haciendo eco.
Para finalizar, deseo que pronto pasemos del Día de la Mujer al Día de la Equidad pero mientras esa transformación se produce deseo que aquellos que nos manifiestan hoy su apoyo lo sostengan mañana, y también pasado.