Por Maximiliano Borches. El 12 de junio de 1974, ante un pueblo que se autoconvocó en la Plaza de Mayo luego de que el tres veces presidente Juan Domingo Perón amagara con renunciar aquella mañana, ante la falta de respuesta de algunos dirigentes de la CGT y la CGE que meses previos habían firmado un «Pacto Social», se transformó sin quererlo en la despedida del líder ante su pueblo, y su discurso fue uno de los más importantes que haya pronunciado. En aquel mediodía de hace hoy 50 años, Perón afirmaba: «Yo sé que hay muchos que quieren desviarnos en una u otra dirección; pero nosotros conocemos perfectamente bien nuestros objetivos y marcharemos directamente a ellos, sin dejarnos influir por los que tiran desde la derecha ni por los que tiran desde la izquierda».
Promediando el mediodía del 12 de junio de 1974 -poco más de dos semanas antes de su fallecimiento, ocurrido el 1° de julio, a los 80 años de edad- el líder popular, y tres veces presidente Juan Domingo Perón, lanzó un inesperado discurso por cadena nacional, en el que se despachó con una impiadosa crítica hacia quienes llevaban a cabo «una campaña psicológica de los elementos negativos de la nacionalidad, aliados a la acción foránea empeñada en anular el despegue argentino».
Pocos meses antes, Perón había firmado junto a la CGT y la CGE (Confederación General Económica) un «Pacto Social», que en parte no se cumplía. Por ese motivo, el General no dudó en caracterizar a través de la cadena como «los vivos de siempre que sacan tajada del sacrificio de los demás», a quienes así actuaban. A la vez que advirtió que «los que hayan violado las normas salariales y de precios, como los que exijan más de lo que el proceso permite, tendrán que hacerse cargo de sus actos».
«Sabemos que tenemos enemigos que han comenzado a mostrar sus uñas. Pero también sabemos que tenemos a nuestro lado al pueblo, y cuando éste se decide a la lucha, suele ser invencible»
Dicho esto, El General lanzó: «Si llegó a percibir el menor indicio que haga inútil ese sacrificio, no titubearé un instante en dejar este lugar a quienes lo puedan llenar con mejores probabilidades».
«Sabemos que en la marcha que hemos emprendido tropezaremos con muchos bandidos que nos querrán detener; pero, fuerte con el concurso organizado del pueblo, nadie puede ser detenido por nadie. Por eso deseo aprovechar esta oportunidad para pedirle a cada uno de ustedes que se transforme en un vigilante observador de todos estos hechos que quieran provocarse y que actúe de acuerdo con las circunstancias. Cada uno de nosotros debe ser un realizador, pero ha de ser también un predicador y un agente de vigilancia y control para poder realizar la tarea, y neutralizar lo negativo que tienen los sectores que todavía no han comprendido y que tendrán que comprender»
En ese instante, y ante la amenaza de renunciar a su cargo de Presidente de la Nación, se produjo una reacción popular nunca vista en nuestra historia nacional. La CGT convocó de inmediato a un paro nacional, pero una vez más -como en aquel mítico 17 de octubre de 1945- el pueblo le ganó de mano a la conducción, y colmó la plaza de manera espontánea ante el temor de que Perón renunciara.
Helados y oscuros vientos habían comenzado a desplazarse por el país, y el velado anuncio de las muertes que precederían al fallecimiento del General, llegarían a su paroxismo a partir del 24 de marzo de 1976.
«Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música que, para mí, es la palabra del pueblo argentino»
El último discurso del general Perón ante su pueblo
A horas de su cadena nacional, el General salió al balcón de la Casa Rosada, donde pronunció su último discurso que duró 13 minutos. Tal vez el más memorable de todos ellos.
Reviví las palabras del presidente Juan Domingo Perón, de aquel 12 de junio de 1974: