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A 80 años de la matanza de Babi Yar, cuando el Holocausto avanzó al exterminio total

Por Maximiliano Borches. El pasado 29 de septiembre, el gobierno de Ucrania conmemoró el 80° aniversario de una de las matanzas más infames de la Segunda Guerra Mundial: Babi Yar, situada en un barranco a las afueras de Kiev. Allí, las tropas nazis fusilaron a unas 150 mil personas, 34 mil de las cuales eran judíos. La masacre fue ocultada durante décadas. En 1961, el poeta ruso Yevgueni Yevtushenko escribió el poema: “Babi Yar”, que inspiró al músico –también ruso- Dimitri Shostakovich, a componer su monumental Sinfonía N°13, opus 113, en homenaje a las víctimas de esta masacre. Al final de la nota, reproducimos el texto entero del poema y un video con la sinfonía.

El 19 de septiembre de 1941, tres meses después de la invasión a la Unión Soviética, las tropas nazis entraron en Kiev, la capital de la por entonces Ucrania soviética. Pocos días después, los combatientes de la resistencia llevaron a cabo atentados contra varios edificios del centro de la ciudad, en los que se habían instalado las tropas invasoras.

Los nazis utilizaron esto como pretexto para perpetrar una masacre. Se distribuyeron folletos por toda la ciudad de más de un millón de habitantes, en los que se ordenaba a los judíos que se presentaran en un cruce de las afueras de Kiev a las 8:00 horas del 29 de septiembre de 1941. Se les ordenó que llevaran dinero y ropa de abrigo. Cínicamente, se les advertía que aquellos que se negaran a acudir serían fusilados.

En la zona conocida como “Babi Yar”, los nazis ordenaron las decenas de miles de judíos, gitanos y otros ucranianos no judíos que se quitaran la ropa. Luego se les condujo al borde del barranco y comenzó el fusilamiento masivo. La música a todo volumen y un avión sobrevolando el lugar ahogaban los gritos y los disparos. El responsable de la masacre fue el llamado Sonderkommando 4a del Einsatzgruppe C, que participó en el Holocausto en Europa del Este. Estaba dirigido por el oficial de las SS, Paul Blobel, que también participó en otras operaciones similares en Ucrania. Más tarde fue condenado y ejecutado en uno de los juicios de Nüremberg.

Pero no solo los nazis fueron los verdugos de aquellas jornadas. La «policía auxiliar» ucraniana también participó en la matanza de judíos. Esta masacre es un capítulo de la historia de Ucrania que ha sido suprimido durante mucho tiempo, y que en los últimos años recobró relevancia.

En este sentido, el pasado 29 de septiembre, El presidente ucraniano, Vlodomir Zelenski, dedicó las siguientes palabras: “Babi Yar. Dos palabras cortas que suenan como dos disparos, pero traen extensos y horribles recuerdos a varias generaciones. Porque ellas saben y recuerdan que en Babi Yar sonaron no dos disparos, sino cientos, miles, decenas de miles”. “Aparte de los judíos, eran ucranianos y romaníes, prisioneros de guerra y pacientes de un hospital psiquiátrico”, continuó Zelenski, “habrá quien escuche estas dos palabras aterradoras y estos números espantosos por primera vez”.

Además, el Presidente ucraniano anunció el comienzo de la construcción de un complejo y un museo en el lugar de las ejecuciones.

Poema escrito por Yevgueni Yevtushenko en 1961, que inspiró la sinfonía de Dimitri Shostakovich: Babi Yar*

I
No existe monumento en Babi Yar;
sólo la agria ladera. Y tengo miedo.

Hoy me siento un judío en el desierto
que de Egipto escapó. Me crucifican
y mis manos conservan los estigmas.

Me parece ser Dreyfus, condenado,
al que juzgan, escupen, encarcelan;
pero de pie resiste la calumnia
y el grito filisteo. Con la punta
de sus sombrillas en mi rostro vejan
mi indefensión mujeres que se acercan
con vestidos de encaje de Bruselas.

O también soy un niño en Bielostok.
De pronto estalla el pogromo.
La sangre derramada cubre el suelo.
Los que huelen a vodka y a cebolla
salen de la taberna y gritan todos:

«Mata judíos: salvarás a Rusia».
Un tendero se ensaña con mi madre.
Otro hombre me patea. En vano rezo
plegarias que se pierden en la nada.

Me siento dentro
de la piel de Anna Frank que es transparente
como un ramo de abril.
No hacen falta palabras. Siento amor
y sólo necesito que uno a otra
nos miremos de frente.
Separados del cielo y el follaje.

Solamente podemos abrazarnos
en este cuarto a oscuras.
Quiero besarte una vez más, acércate.
Ya vienen. Nada temas: el rumor
es de la primavera que se anuncia
y del témpano roto en el deshielo.

Y en torno a Babi Yar suena la hierba
que ha crecido salvaje desde entonces.
Los árboles nos juzgan. Todo grita
pero el grito está hecho de silencio.
Al descubrirme observo mi cabello.
También ha encanecido. También grito
por los miles de muertos inocentes
masacrados aquí. En cada anciano
y en cada niño al que mataron muero.

Pueblo ruso, mi pueblo: te conozco.
Tú no odias ni razas ni naciones.
Manos viles trataron de infamarte
al usurpar tu nombre y al llamarse
«Unión del Pueblo Ruso».** No perdono.

Que La Internacional llene los aires
cuando el último
antisemita yazga bajo la tierra.
No soy judío. Como si lo fuera,
me odian todos aquéllos.
Por su odio
soy y seré un verdadero ruso.

 *Babi Yar o Baby Yar es un barranco en las proximidades de Kiev. En dos días de septiembre de
1941 más de treinta y cinco mil judíos fueron asesinados allí por las tropas nazis.
En esta versión de 1997, tomada del libro «Adiós bandera roja» (Selección de poesía y prosa de 1953 a 1996) se tomaron en cuenta los cambios introducidos por el propio Yevtushenko de la traducción inglesa de Robert Milner.

**La Unión del Pueblo Ruso fue el grupo antisemita que actuó en Rusia entre el asesinato del zar Alejandro II y el comienzo de la primera Guerra Mundial. Sus miembros organizaron pogromos -linchamientos de judíos rusos y destrucción y robo de sus propiedades- e, infiltrados en la policía secreta zarista, fabricaron los apócrifos Protocolos de los sabios de Sión.

Versión de Heberto Padilla

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