Un informe interno del Fondo Monetario Internacional (FMI), da cuenta de que el préstamo millonario e inédito de la gestión de Christine Lagarde al gobierno de Cambiemos fue un error serio, con fuerte perjuicio para el país y doble responsabilidad, del prestamista y del tomador. «Debimos avisar con mayor ahínco sobre los riesgos», fue la autocrítica que hizo el Fondo en el Reporte 2020, donde incluyó recomendaciones sobre los flujos de capitales. Se analizaron allí una serie de casos de países que requirieron asistencia, y enfocó una parte en el caso argentino.
«La experiencia Argentina reciente de un desmantelamiento rápido de controles, antes de que haya un escenario macroeconómico estable, terminó en una crisis seria y proveyó un contraejemplo que resalta los riesgos» de esas decisiones, destacó el trabajo. En 2018, la administración de Mauricio Macri, aquejada por una crisis autoinflingida, con inflación récord, falta de inversiones y sin crecimiento, apeló a un préstamo inédito en la historia del Fondo: 57 mil millones de dólares, que no fueron definidos por el Staff del organismo sino por una estrategia regional de Estados Unidos para sostener un eje de gobiernos de centro derecha en la región.
Después de que el director del Departamento para el Hemisferio Occidental, Alejandro Werner, reconociera el «fracaso» del plan aplicado a partir del crédito stand-by de 2018, ahora la Oficina de Evaluación Independiente que tiene el organismo multilateral -encargada de «auditorías» sobre las políticas implementadas en los países- planteó la necesidad de implementar controles de capitales para evitar crisis en la balanza de pagos.
En ese sentido, el FMI puso a la Argentina como ejemplo en donde el desmantelamiento de barreras a la entrada y salida de flujos especulativos «antes de establecer una estructura macroeconómica creíble, seguida de una crisis seria, ofrece un contraejemplo que destaca los riesgos» de una decisión de este tipo, a diferencia de lo que ocurrió en Chile o México durante las últimas décadas.
«El staff podría haber sido más contundente en advertir los riesgos de remover rápidamente los controles de capitales y la necesidad de fortalecer un entorno macroeconómico consistente con una apertura de la cuenta capital», señaló el informe del Fondo al recordar el levantamiento del cepo cambiario, hace casi cinco años. En ese entonces, la titular era Christine Lagarde, hoy al mando del Banco Central europeo.
«El staff tuvo pocas posibilidades de ofrecer asesoramiento antes de que se levantaran las restricciones, pero documentos internos no plantearon preocupaciones y el tema no ocupó un lugar destacado en las consultas por el Artículo IV de 2016 y 2017, a pesar de que Argentina experimentó importantes salidas de residentes y un aumento en la deuda de corto plazo», planteó el FMI.
La historia es conocida: en 2018 la entrada de capitales registrada en los dos años anteriores a invertir en Lebac y títulos de deuda del Tesoro -tras la eliminación de los plazos mínimos de permanencia- se revirtió bruscamente y el Gobierno de Macri capituló ante el Fondo con el préstamo más grande de toda su historia, doce años después del pago del total de la deuda que había hecho Néstor Kirchner.
«Los flujos netos de capital se deterioraron rápidamente en 2018, siguiendo un giro amplio de los mercados sobre los emergentes y una preocupación creciente sobre el proceso lento de estabilizar la posición fiscal y reducir la inflación. Eventualmente, las restricciones se reimpusieron en el marco de un programa apoyado por el FMI «, rememoró el Fondo, en relación al cepo macrista que estableció el ex titular del BCRA, Guido Sandleris, tras las elecciones primarias y generales de 2019.