Una descomunal explosión ocurrida en el puerto de Beirut, convirtió a esa ciudad en un escenario dantesco. Hasta el momento, no se conoce el origen del estallido y no se descarta que haya sido un ataque o atentado. El Gobierno libanés apunta a un cargamento de 2.750 toneladas de nitrato de amonio almacenado en el puerto como posible causa de la detonación. Lo llamativo, es que la deflagración ocurrió 72 horas antes de que el Tribunal Especial para Líbano, con sede en La Haya, dicte sentencia por el asesinato con coche bomba del ex primer ministro de ese país, Rafik Hariri, ocurrido en 2005. Todas las pistas indican que Siria y el partido-milicia chií Hezbollah –brazo armado de Irán en Líbano y considerado grupo terrorista por más de una veintena de países- estuvieron detrás de aquel magnicidio, que en su momento, conmocionó tanto al Líbano como al mundo.
Crédito foto de portada: MOHAMED AZAKIR (REUTERS)
La capital libanesa, declarada ciudad “siniestrada”, se despertó conmocionada tras la explosión, cuya potencia fue registrada por los sensores del Instituto Geológico de Estados Unidos como un terremoto de magnitud 3,3.
Según datos de la Cruz Roja de ese país, al menos un centenar de muertos y más de cuatro mil heridos es el saldo provisorio de la trágica explosión ocurrida en el puerto de Beirut ayer martes, que según fuentes libanesas, devastó media ciudad capital, en la que se incluyó la sede diplomática argentina. Afortunadamente sin que se registrara víctimas.
El primer ministro libanés, Hasan Diab, precisó ante medios de comunicación locales y extranjeros, que las explosiones fueron causadas por la detonación de 2.750 toneladas de nitrato de amonio que estaban almacenadas en el puerto de la capital. El Ejército ha sido desplegado en Beirut para trabajar en las labores de rescate.
El director de la Seguridad General libanesa, Ibrahim Abbas, ha afirmado a los medios en una visita al puerto de Beirut que “parece que la explosión ocurrió en un almacén con material altamente explosivo confiscado desde hace años”, sin dar más detalles.
Por su parte, el presidente del Líbano, Michel Aoun, realizó un llamamiento para proporcionar refugio a todos aquellos que se han visto desplazados por el –por ahora- enigmático estallido. En este sentido, desde la Presidencia de Líbano informaron vía Twitter, que el jefe del Estado ha pedido al Ejército que trabaje para “tratar las consecuencias de la gran explosión” y “realizar patrullas en las zonas del desastre para mantener la seguridad”. El gobierno libanés decretó jornada de luto para este miércoles.
(AFP)
El siniestro acontecimiento tuvo lugar en una semana clave para el país. Este próximo viernes se espera que el Tribunal Especial para Líbano emita su veredicto sobre el magnicidio del ex primer ministro Rafik Hriri, en 2005, uno de los más graves y trágicos que se han producido en la capital libanesa tras el fin de la guerra civil en 1990, que le costó la vida a otras nueve personas más, causó al menos 100 heridos e importantes daños materiales en el centro de la ciudad.
En su momento, el asesinato fue reivindicado por un grupo fundamentalista desconocido que dijo actuar en nombre de la guerra santa o yihad, pero todas las sospechas confluyen sobre el régimen de Damasco, con el que Hariri se había enfrentado en los últimos meses al reclamar la salida de las tropas sirias -unos 15.000 soldados- de Líbano, y su aliado en Líbano, el partido-milicia chií Hezbollah, que cuenta con financiamiento directo del régimen teocrático iraní, y quienes se le atribuyen más de cincuenta ataques terroristas, con explosiones y coches bombas incluidos, fundamentalmente en Líbano, pero también en otras partes del mundo. Este grupo por iraní, es el principal sospechoso del ataque terroristas ocurrido contra la sede de la AMIA, el 18 de julio de 1994, en el que fueron asesinatos 55 argentinos.
Varios países, entre ellos Estados Unidos, Irán, Francia e Israel, ofrecieron “de inmediato” ayuda humanitaria al Líbano.