El gobierno militar brasileño instaló en 1982 en Argentina, durante la guerra de las Malvinas, una ‘Red de Búsqueda de Información’ sobre el conflicto entre Argentina y Reino Unido, según documentos del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas guardados en el Archivo Nacional de Brasil, a los que tuvo acceso el diario brasileño ‘Estadão’ y que serán publicados en junio, a través de los cuales puede reconstruirse la historia de estas acciones brasileñas en la guerra.
El régimen militar en Brasil instaló en 1982 en Argentina, durante la guerra de las Malvinas, una red de espionaje para eludir la censura impuesta por la dictadura y obtener información no solo sobre el conflicto bélico sino también sobre los vínculos con Libia y la URSS.
Según documentos del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas, guardados en el Archivo Nacional de Brasil que se harán públicos en junio y a los que tuvo acceso el diario Estadão, Brasil montó una “red de búsqueda de información’ sobre el conflicto entre Argentina y Reino Unido.
En los documentos del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Brasil, el propósito era eludir la censura de Argentina.
Otra revelación que anticipa una polémica indica que la dictadura brasileña también aprovechó el aterrizaje del bombardero británico Vulcán en Río de Janeiro para apoderarse de un misil antirradar AGM-45 Shrike que había sido fabricado en EE.UU., al que desmontaron y examinaron antes de devolverlo a los británicos.
«Para sortear este obstáculo, además de los contactos habituales con los sectores de Inteligencia del Estado Mayor de cada una de las Fuerzas Argentinas -generalmente evasivas y reticentes-, se procuró una relación más estrecha con otros agregados militares de confianza, que fueron más activos y dinámicos en el seguimiento del conflicto», esgrime el documento, tal y como ha recogido Estadão.
Un mes después de la invasión, se inició la operación inglesa para retomar las islas. Brasil ayudó a los argentinos, con inteligencia y armas, pero a la vez buscó mantener una buena relación con Reino Unido.
El informe señala que la noche del 26 de marzo de 1982 se reunió la Junta Militar, sus integrantes eran el general Leopoldo Galtieri, jefe del Ejército y presidente de la República; el brigadier Basilio Lami Dozo, por la Fuerza Aérea; y el Almirante Jorge Isaac Anaya, por la Armada. El canciller Costa Méndez también asistió a la reunión secreta.
La información obtenida del Estado Mayor de la Fuerza Aérea local ha indicado que «el día de la invasión, 2 de abril de 1982, la operación estaba programada para mayo o junio, cuando las condiciones climáticas serían más desfavorables para los británicos».
La precariedad de los medios militares para un enfrentamiento exterior, sobre todo con tropas profesionales de una potencia como el Reino Unido, era evidente y no aconsejaba la aventura. «La posición de Estados Unidos fue malinterpretada», dice el documento oficial de Brasil, en base a información recabada por militares en entrenamiento en Argentina y altos oficiales argentinos, así como periodistas.
“La colaboración de Argentina en la conflictiva región centroamericana llevaría a suponer que el gobierno de Estados Unidos forzaría una salida diplomática”. Se esperaba que una acción incruenta hiciera que el Reino Unido negociara. «La reacción inglesa no fue estimada», reproduce Estadão.
Por otro lado, el investigador Martins Filho afirmó que otra forma en que Brasil obtuvo información de Argentina fue gracias a descifrar el código de las comunicaciones encriptadas del Ministerio de Relaciones Exteriores argentino.
Entre las principales preocupaciones del régimen militar en Brasil estaba obtener información sobre la ayuda de la URSS, Cuba y la Libia de Muamar Gadafi a la dictadura de Galtieri.
Según los documentos, Libia se comprometió a enviar misiles soviéticos SAM-6 y SAM-7 a través de la ruta de Trípoli, Islas Canarias, Recife y Buenos Aires.
Brasil seguía con particular atención el programa nuclear argentino. El Centro de Información de la Armada informó que las negociaciones de Argentina con la URSS preveían el envío de 100 kilogramos de uranio enriquecido a Buenos Aires.
Brasilia temía el establecimiento de bases rusas en el país.
La guerra de Malvinas se cobró la vida de 255 soldados británicos y 650 combatientes argentinos.
Con información de EuroPress y ámbito.com