Las políticas neoliberales que se aplican en la región, están en crisis. Hace más de un mes, Chile las enfrenta en las calles. En Perú comienzan a haber movilizaciones. En Bolivia se produjo un golpe de Estado para intentar restituirlo; y en nuestro país, la rebelión de las urnas del pasado 27 de octubre, puso fin a la destrucción socio-económica que se vive desde finales del 2015. Ahora, le tocó el turno al pueblo colombiano. Cientos de miles de ciudadanos salieron a las calles garantizando el paro nacional convocado por las centrales obreras, contra las políticas que aplica el presidente Iván Duque, que a solo 15 meses de haber asumido, cuenta con el 70% de desaprobación de su pueblo.
Cientos de miles de colombianos protestan este jueves, contra las políticas neoliberales que aplica el presidente Iván Duque, que a tan solo quince meses de haber asumido su popularidad es rechazada por el 70% de la población. La Policía reprimió ferozmente en varios puntos del país, y en Cali se declaró el toque de queda.
El éxito de la convocatoria al paro y movilizaciones contra las políticas económicas, sociales y de seguridad del mandatario neoliberal colombiano, estuvo garantizada en las calles por sindicatos, estudiantes, indígenas, artistas, ambientalistas y partidos opositores.
«Es un acumulado de situaciones que esperamos nosotros que, así sea en una gran mesa nacional de concertación, empecemos a revisar» luego de la jornada, explicó a la Agencia AFP, Julio Roberto Gómez, presidente de la Confederación General del Trabajo
«Cese» de la violencia
Según testimonios recogidos por la Agencia AFP, el líder indígena Luis Fernando Arias caminaba con decenas de comuneros llegados a Bogotá. Transitaban por la carrera Séptima, por donde marcharán hasta la Plaza de Bolívar, punto de llegada de la protesta.
«Esperamos que la violencia en nuestros territorios cese», dijo. «Que se implemente la paz y que no nos sigan matando».
Por la misma vía la universitaria Valentina Gaitán, de 21 años, cargaba una pancarta para invitar a la movilización: «Que el privilegio no te quite la empatía». Alrededor suyo estudiantes cantaban.
«Hay mucho miedo de salir a las calles, pero sin embargo salimos porque mucho de ese miedo se difundió por parte del Estado con la represión simbólica, la militarización, el cierre de fronteras», afirmó.
Duque, que afronta un paulatino descontento social, reconoció el miércoles la legitimidad de algunos reclamos, aunque aseguró que hay una campaña basada en «mentiras» que busca desatar la violencia.
«Al tiempo que reconocemos el valor de la protesta pacífica, también garantizaremos el orden», afirmó.
Colombia cerró fronteras hasta el viernes para garantizar «la seguridad» y expulsó al menos 24 venezolanos señalados de querer infiltrar la marcha.
En Bogotá se desplegaron desde el fin de semana soldados para proteger «instalaciones estratégicas», según la alcaldía. Y la policía capturó el martes a dos personas señaladas de violencia en otras movilizaciones y se allanaron una treintena de residencias, medios de comunicación alternativos y centros culturales.
Algunos allanamientos fueron «declarados ilegales» por falta de «pruebas», reconoció el fiscal Fabio Espitia.
Otras ciudades siguieron la estela de lo que los marchantes consideran una «militarización» de Bogotá, que provocó la «preocupación» de la ONU en caso de que se reemplace a la policía en el control de «disturbios internos».
El movimiento obrero colombiano rechaza las supuestas reformas para flexibilizar el mercado laboral y cambiar el sistema de pensiones, los indígenas exigen protección luego del asesinato de 134 comuneros desde que asumió Duque, y los estudiantes, más recursos para la educación pública.
Todos cuestionan las políticas económicas del gobierno, su política de seguridad enfocada en el combate del narcotráfico, el asesinato de decenas de líderes sociales y su intento de modificar el pacto de paz que desarmó a la exguerrilla FARC en 2016.
En una Colombia que prevé un crecimiento económico por encima del promedio regional, pero con altos índices de desigualdad y desempleo, el «paro nacional» ha generado especial expectación por la convulsión social que, sin denominador común, ha sacudido a Ecuador, Chile y Bolivia.
Fuente: AFP, La Jornada