Ultimo Momento

Crónica de un deja vú argentino

Por Maximiliano Borches. Con el decisivo apoyo de los vendepatria de siempre, Argentina inicia una nueva etapa de endeudamiento externo con el insaciable Fondo Monetario Internacional (FMI). Lo curioso, o irónico si es que existe un destino argentino, es que es el mismo Luis Caputo, que sometió en 2018 a la Argentina -libre en ese momento del FMI-  por orden de su entonces jefe Mauricio Macri, a un megaendeudamiento por USD 45 mil millones, quien hoy vuelve a someter el futuro incierto del país (esta vez por orden de su actual jefe Javier Milei), a otro endeudamiento externo, con el agravante en esta oportunidad, de desconocer el monto y las condiciones del mismo. Un verdadero cheque en blanco firmado por radicales, PROcesistas, «libertarios» y los bloques de Carrio y Pichetto en la Cámara de Diputados, que no dejan de avanzar como se les canta ante la firme tibieza y desconcierto de peronistas, kirheprogresistas y los 5 extraños representantes del testimonio trotskista local. Argentina, no lo entenderías.

Como si lo inaudito de la tragedia repetida fuera poco, esta nueva venta de la pisoteada hasta el hartazgo independencia económica, que invariablemente va acompañada de la entrega de la soberanía política y el mancillamiento de la justicia social, se da en un contexto represivo, intimidatorio y de notable retroceso de la capacidad de respuesta y movilización de las fuerzas populares, que al ritmo de su desorientación política y carencia de un programa de acción, dejan caer agónicos pasos de una danza anclada en un pasado, que como dice el tango: «ya nunca, nunca, volverá».

En el medio, una nueva generación sueña en su mayoría con «salvarse» a través de inversiones en acciones, cedears y bonos, prendiendo una vela cada noche al multimillonario desquiciado de Elon Musk  y en gran medida se presentan como esclavos digitales de las redes sociales y sus contenidos cloacales.

Argentina no está exenta de un mundo distópico; todo lo contrario, contribuye y mucho a él en esta transición global de crisis terminal de los estados de bienestar y  resurgimiento de renovados fascismos, que se representan en sueños autocráticos y bombardeos sobre poblaciones civiles indefensas.

«El mundo fue y será una porquería, ya lo sé», escribió Enrique Santos Discépolo en su tango «Cambalache», y terminó su vida de manera coherente a su total descreimiento, desazón y desamparo.

En todo este teatro de lo absurdo y lo siniestro, una nueva generación de argentinos comenzó tímidamente a hacer su experiencia, y deberá crear sus propias banderas y nuevas canciones que sirvan para reencauzar un proyecto colectivo que beneficie a las mayorías, y ponga freno a un modelo que solo contempla las necesidades de 15 o 20 millones de argentinos, de un total de casi 48 millones que habitamos este suelo.

Por lo demás, las postales de una ciudad sitiada por miles de efectivos policiales y de  fuerzas federales, crisis, hambre, desocupación, reendeudamiento y sometimiento recurrente ante el FMI y otros organismos internacionales de crédito, arrodillarse ante Estados Unidos, represión, autodesprecio,, inflación, industricidio, negociaciones turbias, cipayos, enriquecimiento de unos pocos, y en esta oportunidad, una profunda crisis poco vista de falta de liderazgo en el peronismo en particular, y en las organizaciones libres del pueblo en general, son la crónica de un deja vú argentino que por estos tiempos le toca ser coducida por un lunático autocrático qué se mira en el espejo de Calígula, habla  con sus perros muertos y goza ante el sometimiento que con placer supino recibe de su hermana en jefe.

 

Comentar

Su dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos necesarios están marcados *

*

x

Check Also

Abril, otro mes que llega con nuevos aumentos: luz, gas, nafta, colectivos, alquileres, prepagas, colegios privados y comida

¿Cuál es el límite de la paciencia popular? Abril llega con aumentos que impactarán en el bolsillo. ...