Por Maximiliano Borches. Al borde del colapso sanitario, y con un alarmante promedio en las últimas 48 horas de 21 mil contagios nuevos por día, sectores marginales de la vida política nacional movilizan algunas miles de personas, sin respetar ningún tipo de protocolo y desoyendo un drama colectivo: los contagios y muertes por coronavirus. A esta altura cabe preguntarse: ¿es justo que los sectores gastronómico y de la cultura pierdan ingresos por las nuevas restricciones en medio de la descomunal crisis económica, que en el caso argentino tiene un doble origen: las pandemias macrista/radical y la del coronavirus; cuando un sector de la sociedad potencia irresponsablemente los futuros contagios y muertes? Si no se frena la curva ahora, no serán tres semanas de restricciones: serán muchas más. Todos tienen derecho a manifestarse, pero la coyuntura exige responsabilidad, solidaridad y cuidado colectivo para evitar peores crisis futuras. Y más aún: nuevos compatriotas fallecidos por covid-19.
Desde hace más de un año los argentinos y la humanidad toda, atraviesa la peor pandemia de los últimos cien años, que a nivel global – al cierre de esta nota- contagió en todo el mundo a 130.845.033 personas, de las cuales, 2.840.243 fallecieron. De esta dramática estadística, 2.450. 068 compatriotas se contagiaron, de los cuales 56.832 fallecieron.
En este dramático escenario, vemos como algunos movimientos sociales, concretamente los nucleados en el denominado “Frente de Lucha Piquetero”, encabezado por el Polo Obrero (perteneciente al Partido Obrero), junto a las agrupaciones Darío Santillán, la CTA-Autónoma, Barrios de Pie y FOL, todos ellos expresiones marginales de la vida política que históricamente son funcionales (directa o indirectamente) a los sectores neoliberales y oligárquicos de la Argentina, movilizan algunas miles de personas que reciben planes sociales otorgados por el Estado nacional, en este caso administrados por estas organizaciones piqueteras, poniendo en riesgo no solo la salud y la vida de quienes se movilizan, sino del resto de las personas que por responsabilidades laborales o de otro tipo, circulan por la céntrica avenida 9 de Julio, el Puente Pueyrredón y la Panamericana.
Todos tienen el derecho de movilizarse y exigir condiciones más dignas de vida, eso no se cuestiona.
Lo que no puede permitirse, es que se les exija a unos sí y a otros no que cumplan con las nuevas restricciones para evitar más contagios, más muertes y el colapso del sistema sanitario.
El presidente Alberto Fernández, en acuerdo con todos los responsables de los poderes Ejecutivos provinciales y de CABA, anunció nuevas restricciones para las próximas tres semanas. Todas ellas bastante tibias teniendo en cuanta la dramática coyuntura, pero de las que se espera que ayuden a frenar la multiplicación del virus en toda la población.
Los integrantes de estas organizaciones piqueteras también se exponen a los enormes riesgos pandémicos, a la vez que exponen a los demás al masificarse en momentos donde toda la región, y nuestro país en particular, trabajan para frenar la multiplicación de contagios.
Sería muy importante para todos, contar también con su solidaridad y responsabilidad.
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