Por Maximiliano Borches. Lejos de la imagen edulcorada instalada por la historiografía liberal, el general nacido en la correntina ciudad de Yapeyú, fue un revolucionario. No sólo se destacó como militar, también como gobernador. No dudó en expropiar a quienes se oponían a la revolución americana y confiscar los fondos de «redención» de los frailes y diezmos de la iglesia, para darles como destino a las necesidades colectivas. También implementó la donación de joyas y objetos de valor de las “damas de honor”, para juntar fondos para la formación del Ejército de los Andes. Además –y como referencia que podría servir al presente- venció a la epidemia de viruela que azolaba Cuyo, pagando las vacunas con dinero de su propio bolsillo.
La figura de José de San Martín, como las de Manuel Belgrano, Martín Miguel de Güemes, Juan José Castelli, y tantos otros, inquietaron de sobremanera a la oligarquía terrateniente de su época, como también a los centralistas porteños -como Bernardino Rivadavia-, que veían amenazados sus proyectos de aumentar sus privilegios, y potenciar su casta social en detrimento de las mayorías populares, en una América que comenzaba a dar sus primeros pasos independentistas.
En este sentido, la lucha que comenzó a desarrollarse tras los sucesos que derivaron en la Revolución de Mayo de 1810, logró terminar con el sometimiento colonial español, pero no con las relaciones feudales de producción que estaban en su base, y que son las causas por las que el país acabó en una nueva dependencia que se mantiene hasta el día de hoy. Situación que impidió el desarrollo nacional, e implicó el deterioro de la soberanía, la entrega nacional y el incremento de la pobreza y miseria.
Cuando San Martín fue designado gobernador de Cuyo a fines de 1814, la revolución atravesaba uno de sus peores momentos. En 1815 se conformaba la “Santa Alianza” (que era unión de las monarquías absolutistas europeas), y regresaba Fernando VII al trono en España buscando recuperar las colonias y territorios perdidos. En este sentido, los españoles reforzaron sus ejércitos en América, y entre 1811 y 1817 enviaron cerca de 35 mil soldados. En este contexto, al poco tiempo que San Martín asume la gobernación, llegan a Mendoza los patriotas chilenos derrotados en Rancagua: Bernardo de O’Higgins y los hermanos Carrera. A una ciudad de 10.000 habitantes, se incorporan 3.000 emigrados.
Sin embargo, San Martín desplegó una serie de medidas de suma avanzada para su época, para potenciar el desarrollo socio/económico de Cuyo, con la finalidad de formar un potente ejército que liberara la Capitanía de Chile del yugo español, y de allí cruzar por mar hasta Perú, epicentro del poder español en Sudamérica. Esta fue la estrategia concebida por San Martín, al saber que las tropas españolas eran muy fuertes en el Alto Perú (hoy día norte de Argentina y Bolivia), junto al despliegue del gaucho general Güemes y sus “infernales”, que utilizando tácticas de guerra de guerrillas, impedían el avance español por esos caminos.
Cuyo: un gobierno revolucionario que liberó esclavos, expropió a los contrarrevolucionarios, dio sentido a las riquezas de la Iglesia y terminó con la epidemia de viruela
Notable, y prácticamente ocultada en la historia oficial, fue el paso de la gobernación de Cuyo por parte de José de San Martín, que no solo no descuidó la ciudad, exhortó a los vecinos a blanquear los frentes de las viviendas, limpiar la extensión de la Alameda, y colaborar en el equipamiento del ejército. Modificó el sistema impositivo, estableció un impuesto general sobre los habitantes en proporción al capital de cada individuo. Los delitos se pagaban con contribuciones para la guerra. Estableció el secuestro los bienes de los prófugos y muertos y se incautó la herencia de los españoles sin sucesión, se apropió también los fondos de “redención” de los frailes y diezmos de la iglesia para darles un destino útil al proyecto revolucionario que liberó medio continente, y obligó a donar las joyas y objetos de valor de las “damas de honor”, para juntar fondos para la guerra contra los españoles.
A su vez, impuso orden en la actividad de las pulperías, ordenó disposiciones contra el juego y la regulación del tránsito, con la prohibición de galopar en las calles; medidas que redundaron en la seguridad de sus habitantes.
Epidemia de viruela
A San Martín, también le tocó pelear contra una epidemia que hacia estragos: la viruela. En este sentido, creó una cadena de dispensarios, que posibilitaron la implementación de una verdadera campaña de vacunación antivariólica y la lucha contra la hidrofobia. Ambas medidas mejoraron de manera inusitada la calidad de la salud pública.
A su vez, implementó nuevas postas de correo en Mendoza y San Juan, que dieron un nuevo impulso a las comunicaciones, estableciendo una ruta directa al norte argentino, evitando el largo rodeo que imponían los extensos caminos por Córdoba.
Conclusión
Este 17 de agosto de 2020, al conmemorarse 170 años del paso a la inmortalidad del general José de San Martín, unas de las principales hacedores de libertad; que no dudó en enviar como ofrenda de destacado reconocimiento, su sable corvo al Brigadier General Juan Manuel de Rosas, tras haber enfrentado a los invasores ingleses y franceses en Vuelta de Obligado y a lo largo del Río Paraná, los actuales herederos ideológicos de los enemigos del “Padre de la Patria”, enarbolarán consignas suyas y volverán a desafiar la responsabilidad ciudadana en el marco de la pandemia de coronavirus, para llevar a cabo otro capítulo desestabilizador contra un gobierno nacional y popular, reivindicador en sus actos, de las acciones llevadas a cabo por el propio San Martín.
La farsa de la repetición histórica que en aquel momento de luchas independentistas, se presentó como tragedia.