Por Maximiliano Borches. La segunda alianza de gobierno – esta vez denominada “Cambiemos”- conformada por el PRO, la UCR y el ARI, que por ahora encabeza el empresario- presidente, Mauricio Macri, se transformó para millones de argentinos en la fatalidad más grande de nuestra historia democrática. Superando, por los efectos devastadores de sus políticas a mediano y largo plazo, al olvidable presidente, Fernando De La Rúa, de quien recicló gran parte de su gabinete, estructura política e ideario. Argentina vuelve a tener una oportunidad de recuperación política y económica, con el gobierno de Alberto y Cristina Fernández. La responsabilidad es de TODOS.
La, hoy, casi olvidada vicepresidenta Gabriela Michetti solía repetir –entre otras sandeces- durante los meses de mayo y junio de 2016, que “En el segundo semestre aparece la luz al final de túnel”. Esa metáfora repetida en su momento hasta el hartazgo por los principales medios de comunicación, pretendía acercar la esperanza, cuando en realidad avanzaba la tragedia.
La Argentina, en este tiempo de estallidos sociales y regreso de los golpes de Estado en Sudamérica, parecería ser un cierto vergel. Sin embargo, la oligarquía campestre, esa misma que en 2008 tiraba la leche en las rutas a “modo de protesta”, cortaban todas las rutas del país, desabastecieron a la población de productos básicos para su alimentación, y amenazaba a la democracia con consignas golpistas, ya comenzó a agitar el fantasma de una nueva “insurrección del privilegio”, si se ven forzado a compartir el más mínimo trozo de su renta diferencial extraordinaria. Y por primera vez, gustan mirarse en el espejo de Bolivia.
Por lo demás, la Argentina que deja el empresario-presidente Mauricio Macri, tras cuatro años de gestión, es una verdadera tierra arrasada, con índices económicos similares al de los países que tuvieron la desdicha de atravesar conflictos armados.
“El aumento neto de la deuda pública en moneda extranjera fue de 103.808 millones de dólares y la fuga de capitales alcanzó a 93.667 millones de dólares entre diciembre de 2015 y septiembre de 2019”
Más de medio millón de argentinos perdieron sus empleos y trabajos formales e informales. Cerraron más de 25 mil PyMEs. El índice de pobreza, superará el 40% en el fin del macrismo. La inflación creció 250% desde diciembre de 2015, según relevamiento del Centro de Estudios de la Nueva Economía, de la Universidad de Belgrano.
Capítulo aparte, el endeudamiento durante el macrismo, creció a un promedio de 32.500 millones de dólares por año, triplicando del ritmo de emisión que dejaron juntos la dictadura cívico-militar, el menemismo y la Alianza entre 1976 y 2001 (7192 millones por año). Este festival de bonos que inició el gobierno de Cambiemos no tuvo como destino financiar obras de infraestructura ni potenciar la producción, sino que su destino fue asegurar la fuga de capitales. Según un informe del Centro de Investigación y Formación de la CTA (Cifra-CTA), el aumento neto de la deuda pública en moneda extranjera fue de 103.808 millones de dólares y la fuga de capitales alcanzó a 93.667 millones de dólares entre diciembre de 2015 y septiembre de 2019.
El empresario-presidente Mauricio Macri, y los funcionarios que lo acompañaron en estos cuatro años de decadencia nacional, deberán dar cuenta ante la justicia del latrocinio consumado. En tanto que el pueblo argentino, además de aprender sobre la trágica lección vivida en estos años, también deberá estar alerta ante los futuros comportamientos de las conducciones políticas y sindicales, muchas de ellas cómplices del macrismo en este casi lustro que será analizado en el futuro como la peor tragedia de la democracia argentina.