Nuevo escenario geopolítico. Estados Unidos proveerá a Australia de submarinos nucleares. Alivianado del lastre de Afganistán, Estados Unidos centra sus esfuerzos para intentar detener el expansionismo chino entre la costa este de África y la zona del Indo-Pacífico. En este sentido lanzó una nueva alianza estratégica con el Reino Unido y Australia en el Pacífico Oriental. Europa mira con recelo este nuevo escenario planteado por la principal potencia económica y militar del planeta, que en lo inmediato privó a París de un contrato multimillonario con Camberra, para proveer 12 submarino de la clase “Attack”, por un valor de unos 31 mil millones de euros. ¿Nueva Guerra Fría en el extremo Oriente, y consolidación de una estrategia de “angloesfera”, nacida y potenciada con el Brexit?
Estados Unidos decidió no perder un minuto, en el desarrollo de su nueva estrategia de resignificar equilibrios regionales y globales en torno a China, país que considera su principal amenaza económica, y de disputa hegemónica, en torno a la primera mitad del siglo XXI.
En este sentido, el presidente estadounidense Joe Biden, mantuvo una videoconferencia el pasado miércoles, con sus pares del Reino Unido, Boris Johnson y de Australia, Scott Morrison, tras la cual fue presentada la nueva alianza estratégica en la zona del Indo-Pacífico, para “enfrentar los desafíos del siglo XXI”, anunciada como “AUKUS”, acrónimo de Australia, Reino Unido (UK, en sus siglas inglesas) y EE.UU., en la que por ahora queda excluida Europa.
Una reedición de la Guerra Fría, desplazada hacia Oriente. La consagración definitiva de la “angloesfera”. Trazas de un neocolonialismo incipiente, para contrarrestar el sueño imperial de la Nueva Ruta de la Seda. También la consumación irreversible del Brexit, gracias a una reforzada relación transatlántica que –por ahora- deja de lado a Europa. Lo cierto es que son muchas las posibles lecturas del anuncio de esta nueva alianza trilateral de EE UU, Reino Unido y Australia, para contrarrestar la creciente hegemonía de China en el Pacífico, y todas tienen algo de razón. El golpe en el tablero geopolítico, reforzada con una velada amenaza nuclear, transforma considerablemente el statu quo regional, y da cuenta de la proyección estratégica de los Estados Unidos para los próximos años.
Este acuerdo, además, contiene además una profunda relevancia histórica, ya que es la primera vez desde 1958, que Estados Unidos comparte su tecnología para desarrollar submarinos con propulsión nuclear. Aquel año, el Reino Unido se benefició de la ayuda estadounidense, aliados ambos países frente a la extinta Unión Soviética.
Francia llama a consultas a sus embajadores en EE. UU y Australia
El gobierno de Francia llamó este viernes (17.09.2021) a consultas a sus embajadores en Estados Unidos y Australia tras el anuncio de esos dos países de la firma de un contrato de defensa que implica la anulación de un pedido de submarinos franceses por parte de Australia.
El ministro francés de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, aseguró que la medida se justifica por «la gravedad excepcional» de la decisión de anular ese contrato, un «comportamiento inaceptable entre aliados». La decisión de llamar a consultas a los embajadores, inédita con esos países, supone un paso más en la tensión diplomática de Francia, Estados Unidos y Australia, tras el anuncio del acuerdo entre Washington y Camberra del pasado miércoles, que ya causó un gran malestar en París.
Le Drian criticó con dureza en un comunicado «el abandono del proyecto de submarino de clase oceánica que ligaba a Australia con Francia desde 2016 y el anuncio de un nuevo acuerdo de cooperación con Estados Unidos para lanzar estudios sobre una nueva cooperación sobre submarinos de propulsión nuclear». El jefe de la diplomacia francesa consideró que ese comportamiento tendrá consecuencias «que afectarán a la concepción misma que Francia tiene de sus alianzas» y de «la importancia de la región Indopacífica para Europa».
«Lamentamos que hayan dado este paso, continuaremos comprometidos en los próximos días a resolver nuestras diferencias, como lo hemos hecho en otros temas en el transcurso de nuestra larga alianza», dijo un funcionario de la Casa Blanca, que habló bajo condición de anonimato. Poco antes, la ministra de Exteriores australiana, Marise Payne, decía desde Washington: «Entiendo absolutamente la decepción. No hay duda de que estos son temas muy difíciles de manejar». «Pero continuaremos trabajando de manera constructiva y cercana con nuestros colegas franceses», añadió Payne en el American Enterprise Institute.
Con información de efe, afp, dw y El País.