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Hace 74 años Perón proclamó los derechos de los trabajadores

Por Maximiliano Borches. Durante un acto organizado por la CGT en el Teatro Colón, el presidente y líder popular más importante de la historia argentina, Juan Domingo Perón, proclamó los 10 derechos básicos de los trabajadores, que abajo desarrollamos. Los mismos se formalizaron a través de un decreto del Poder Ejecutivo Nacional, y luego fueron incorporados en el artículo 37 de la Constitución de la Nación Argentina. sancionada por la Convención Constituyente, el 11 de marzo de 1949.

Si los trabajadores argentinos conquistaron sus derechos, y la Argentina no se transformó en un país de profunda explotación socio/laboral, como lamentablemente sucede en gran parte de Latinoamérica y países de otros continentes, fue por la irrupción de la Doctrina Nacional Justicialista, que llevó adelante el tres veces presidente y general de la Nación, Juan Domingo Perón.

En el calendario peronista, el 24 de febrero es una fecha clave. Ese día, pero en 1946, Perón ganó su primera elección presidencial con el 52% de los votos. La entente Unión Cívica Radical/Partido Comunista/Partido Conservador/ Partido Socialista, junta en la “Unión Democrática” y apoyada abiertamente por las embajadas de Estados Unidos y el Reino Unido de la Gran Bretaña, fue derrotada.

Al año de esa victoria trascendental para el posterior desarrollo de las conquistas de derechos para nuestro pueblo, Juan Perón proclamó los derechos de los trabajadores.

“Por primera vez en el mundo se concretaron los derechos del trabajador. Y cabe a la Confederación General del Trabajo de la Argentina ser la custodia de este primer documento de derechos que hemos declarado inalienables e imprescriptibles, que los trabajadores argentinos pensando en la Patria y en sus compañeros sepan defenderlos dignamente en el futuro” (Juan D. Perón)

Los 10 derechos básicos de los trabajadores:

1) Derecho a trabajar
El trabajo es el medio indispensable para satisfacer las necesidades materiales y espirituales del individuo y la comunidad, la causa de todas las conquistas de la civilización y el fundamento de la prosperidad general, de ahí que, el derecho a trabajar, debe ser protegido por la sociedad considerándolo con la dignidad que merece y proveyendo ocupación a quien la necesite.

2) Derecho a la retribución justa
Siendo la riqueza, la renta y el interés del capital frutos exclusivos del trabajo humano, la comunidad debe organizar y reactivar las fuentes de producción en forma de posibilitar y garantizar al trabajador un retribución moral que satisfaga sus necesidades vitales y sea compensatoria del rendimiento obtenido y el esfuerzo realizado.

3) Derecho a la capacitación
El mejoramiento de la condición humana y la preeminencia de los valores del espíritu, imponen la necesidad de propiciar la elevación de la cultura y la aptitud profesional, procurando que todas las inteligencias puedan orientarse hacia todas las direcciones del conocimiento, e incumbe a la sociedad estimular el esfuerzo individual proporcionando los medios para que, en igualdad de oportunidades, todo individuo pueda ejecutar el derecho a aprender y perfeccionarse.

4) Derecho a las condiciones dignas de trabajo
La consideración debida al ser humano, la importancia que el trabajo reviste como función social y el respeto recíproco entre los factores concurrentes de la producción, consagran el derecho de los individuos a exigir condiciones dignas y justas para el desarrollo de su actividad y la obligación de la sociedad de velar por la estricta observancia de los preceptos que las instruyen y reglamentan.

5) Derecho a la preservación de la salud
El cuidado a la salud física y moral de los individuos debe ser una preocupación primordial y constante de la sociedad, a la que corresponde velar para que el régimen del trabajo reúna los requisitos adecuados de higiene y seguridad. No exceda las posibilidades normales del esfuerzo y posibilite la debida oportunidad de la recuperación por el reposo.

6) Derecho al bienestar
El derecho de los trabajadores al bienestar, cuya expresión mínima se concreta en la posibilidad de disponer de vivienda, indumentaria y alimentación adecuada. Y de satisfacer sin angustias sus necesidades y la de su familia en forma que le permita trabajar con satisfacción, descansar libre de preocupaciones y gozar mesuradamente de expansiones espirituales y materiales, impone la necesidad social de elevar el nivel de vida y de trabajo con los recursos directos e indirectos que permita el desenvolvimiento económico.

7) Derecho a la seguridad social
El derecho de los individuos a ser amparados, en los casos de disminución, suspensión o pérdida de su capacidad para el trabajo, promueve la obligación de la sociedad de tomar unilateralmente a su cargo las prestaciones correspondientes o de promover regímenes de ayuda mutua obligatoria destinados, unos y otros, a cubrir, complementar las insuficiencias o inaptitudes propias de ciertos períodos de la vida o las que resulten de infortunios provenientes de riesgos eventuales.

8) Derecho a la protección de su familia
La protección de la familia responde a un natural designio del individuo, desde que en ella genera sus más elevados sentimientos afectivos y todo empeño tiende a su bienestar esto debe ser estimulado y favorecido por la comunidad, como el medio más indicado de propender al mejoramiento del género humano y a la consolidación de principios espirituales y morales que constituyen la esencia de la convivencia social.

9) Derecho al mejoramiento económico
La capacidad productora y el empeño de superación hallan un natural incentivo en las posibilidades de mejoramiento económico, por lo que la sociedad debe apoyar y favorecer las iniciativas de los individuos tendientes a ese fin y estimular la optimización y formación de capitales en cuanto constituyan elementos activos de la producción y contribuyan la prosperidad general.

10) Derecho a la defensa de los intereses profesionales
El derecho de agremiarse libremente y de participar en otras actividades lícitas tendientes a la defensa de los intereses profesionales, constituyen atribuciones esenciales de los trabajadores que la sociedad debe respetar y proteger, asegurando su libre ejercicio y reprimiendo todo acto que pueda dificultarlo o impedirlo.

 

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