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El gobierno de TODOS demostró la importancia de haber elegido la vacuna Sputnik V, desarrollada por el Centro de Investigación Gamaleya de Rusia, que arrojó una eficacia del 91,6 por ciento en la prevención del coronavirus, según la prestigiosa revista científica holandesa/británica “The Lancet”. La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), perteneciente al recuperado Ministerio de Salud de la Nación, reconoció la excelencia del fármaco el pasado 23 de diciembre, y la reconfirmó el pasado 21 de enero de este año, cuando autorizó su uso en mayores de 60 años.
Los detractores vernáculos de la vacuna Sputnik V quedaron sin argumentos desde ayer, cuando la prestigiosa revista científica holandesa/británica “The Lancet”, publicó que la eficacia de la Sputnik V es del 91,6%. Por estas horas, varios países integrantes de la Comunidad Europea esperan que ese organismo multinacional europeo la aprueben para comenzar a adquirir estas dosis contra la pandemia, como ya lo hicieron de manera autónoma Rumania y Serbia.
Sin embargo la afamada a nivel mundial Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), perteneciente al recuperado Ministerio de Salud de la Nación, a cuya cabeza se encuentra el ministro Ginés González García, ya había dado cuenta de la excelencia de este fármaco, dos meses antes.
Lamentablemente, como sucede en varios casos, el auto-odio argentino, el cipayismo o simplemente la estupidez elevada a escala astronómica, no registra el talento nacional.
Argentina es el primer país en América Latina, y uno de los primeros del mundo, en aplicar la Sputnik V, mientras espera la llegada de otras vacunas, como las producidas por Oxford/AstraZeneca, o Sinopharm.
De hecho, Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, se convirtieron en los primeros presidente y vicepresidente en aplicarse esta vacuna.
Ninguna empresa grande se realiza sin el convencimiento interno de que un pueblo es capaz de superarse. A los argentinos nos falta querernos un poco más, y no mirar tanto para afuera.
