La falta de políticas por parte del Estado nacional hacia el sector lácteo, sumado a la dolarización de las materias primas, los impagables tarifazos y la inflación desbocada, no sólo coloca como inalcanzable este alimento funamental para el desarrollo armónico de los niños en nuestro país, sino que logra su desabastecimiento y genera un mercado negro.
Según datos oficiales, sólo en 2018 cerraron más de 700 tambos en todo el país. De los cuales un 30% pasó a manos de establecimientos más grandes, pero el resto de las vacas lecheras fueron a parar a la faena. De esta forma se empezó a concentrar el negocio. Con este contexto se entiende el faltante de leche, que el año pasado fue de 9.500 millones de litros frente a los 12.150 millones de 2017, lo que significó una pérdida del 22%.
Estas políticas desplegas por el gobierno de coalición PRO-UCR, hace que aumente la actividad en negro. Un tema que no es nuevo, pero que está creciendo. Tamberos de la cuenca lechera establecida en parte de Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y Entre Ríos reconocieron que empresas de primera línea están pagando hasta $17 por litro de leche frente a los $11 que en promedio se negocia a nivel país.
«Directamente vienen, carga la leche y pagan en el campo, con tal de llevársela», relató al portal BAE Negocios un productor que reconoció que tuvo hasta la opción de elegir entre tres oferentes. Hoy esta actividad ilegal ronda entre el 20% al 30% del total a nivel nacional
Foto de portada: El año pasado, productores lácteos enviaron vacas con leyendas en sus lomos a Liniers, en protesta.