Por Maximiliano Borches. Juan Domingo Perón decía que: “los peronistas somos como los gatos, cuando hacemos ruido no nos estamos peleando, nos estamos reproduciendo”. Superada una intensa semana política puertas adentro del Frente de Todos, la dupla del Ejecutivo resolvió de manera pragmática no solo la continuidad de un gobierno para los próximos dos años que quedan de mandato. También apuntó a la recuperación política con vista a las elecciones del próximo 14 de noviembre, tras la gran derrota sufrida en las PASO. Cada nuevo ministro elegido es una señal hacia los diversos sectores internos de la coalición gobernante, que ahora sí debe trabajar en su institucionalización, para dar continuidad al desarrollo de un modelo de país con producción, trabajo e inclusión social.
Finalmente se disipó la tormenta en la coalición gobernante, y el Gabinete nacional fue modificado en clave peronista. Cada uno de los elegidos por el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, representa una señal para adentro del Frente de Todos.
El por ahora gobernador tucumano y ungido jefe de Gabinete de Ministros, Juan Manzur, es la garantía de un gobierno –ahora sí- más federal. No solo representa a los gobernadores peronistas, sino también a todo el interior profundo de la Argentina.
Con la salida de una las ministras más inoperantes de la gestión, Sabina Frederic, y su sustitución por Aníbal Fernández, no solo se potenciará una política más decidida en términos de Seguridad, también es una señal interna para aquietar a la militancia peronista más dura, y un buen pronóstico de políticas en común con su (ahora) par bonaerense, Sergio Berni, quien decididamente lleva adelante una de las políticas más claras en esta área.
Otro de los ministros más cuestionados, que deja su cargo sin demasiadas glorias, es el ahora exministro de Educación, Nicolás Trotta, quien fue reemplazado por el rector –en uso de licencia- de la Universidad Nacional de Hurlingham, Jaime Perczyck. Una clara señal que potencia al cristinismo y a su alfil bonaerense, Axel Kicillof.
El arribo de Julián Domínguez, al ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, es una clara señal al denominado “campo” (las confederaciones patronales agrarias, que sólo se acuerdan del Estado cuando hay alguna sequía, o alguna situación climática que les reste sus fabulosas ganancias, potenciadas en muchos casos por la usura acciones comerciales ilegales). También, es una señal a la Iglesia.
El nuevo arribo de Daniel Filmus al Ejecutivo, es sin dudas el que representa menos cuestionamientos a la anterior gestión. Lo que se primó en esta decisión, es la experiencia de Filmus y su fuerte relación con el Partido Justicialista. Su antecesor, Roberto Salvarezza pasó a un cargo estratégico para el futuro científico y comercial argentino: Y-TEC, la empresa de I+D para la industria energética de YPF.
En el caso de Juan Ross, nuevo vocero presidencial, ya ocupa un cargo dentro del organigrama del Gobierno nacional y es el de Director Nacional de Publicidad Oficial, organismo dependiente de Secretaría de Medios y Comunicación Pública, a cargo de Juan Francisco Maritello. La salida de Juan Pablo Biondi, específicamente pedida por Cristina Fernández de Kirchner a través de su carta abierta del jueves pasado, es tomada por el cristinismo como una gran victoria.
Finalmente, otro de los cambios que urgían –y cuyo resultado veremos si será o no favorable con el tiempo- era el de Canciller. Durante estos casi dos años de gestión –y a pesar de la pandemia que aún continúa- Felipe Sola demostró una exuberante incapacidad de gestión. El designado, Santiago Cafiero, fue uno de los pedidos directos del Presidente, por tratarse de uno de los funcionarios de mayor confianza de Alberto. Las relaciones internacionales son claves en el convulsionado mundo post-pandémico.