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Mientras “corren” por izquierda y derecha al Gobierno nacional, avanza el golpe blando

Por Maximiliano Borches. A solo once meses de haber asumido, de los cuales siete continúan atravesados por la dramática pandemia del coronavirus a nivel global, el heterogéneo gobierno del Frente de Todos enfrenta el avance silencioso de un golpe de Estado blando, a través de ataques especulativos que intentan imponer una devaluación que licuaría los delicados salarios pandémicos de los argentinos, en conjunto con ofensivas judiciales y mediáticas patrocinadas por el tridente opositor macrista/radical/lilito. A ese frente, se le suman algunas acciones apresuradas de sectores marginales del oficialismo, escudados por nostálgicas voces de algunos comunicadores que se consideran a sí mismos, más “revolucionarios” de lo que las pautas que reciben les permiten ser. El próximo 17 de octubre nos debe encontrar “unidos y no diseminados”.

Argentina no solo se encuentra cercada por un formidable frente neoliberal-reaccionario, que gobierna casi la totalidad de América del Sur. Atraviesa una descomunal crisis socio-económica en parte legada por la segunda alianza radical/macrista/lilito, a la que se sumó las destructivas consecuencias impuestas en el planeta por la pandemia de coronavirus, que literalmente “frenó” la economía global, destruyendo millones de empleos, empresas y congelando el comercio exterior. Una crisis económica internacional que en sus efectos concretos, supera al crack bursátil de 1929 en Nueva York, del que el próximo 24 de octubre se conmemoran 91 años.

En este escenario de altas volatilidades económicas y profundas acciones políticas, es donde debe leerse la constante presión especulativa sobre el dólar, que a fines de la primera semana del peronista mes de octubre, finalizó en una astronómica relación frente a la debilitada moneda nacional.

Días pasados, en una señal política de consenso y primacía de los intereses nacionales, sobre los sectoriales y políticos de turno, el Gobierno nacional anunció una batería de medidas que impulsan la producción y las exportaciones agrarias, mineras e industriales. Sin embargo, y a pesar de las anunciadas reducciones de alícuotas y la modificación del esquema de derechos y reintegros a la exportación, para a su vez potenciar el incentivo a la producción con alto valor agregado, el fomento de la industria argentina y el empleo de calidad y la diversificación de la canasta exportadora, los “dueños” de la Argentina optaron una vez más, por desestimar estos beneficios solo para cumplir con su misión política desestabilizadora.

Apuntan sus cañones a lograr una devaluación que destruya la capacidad de acción política del Gobierno del Frente de Todos, y acelere la crisis económica que comenzó a agudizarse a partir de 2017, con la finalidad de que la gestión de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner caiga –al mejor estilo de los gobiernos radicales en su historia- y profundizar su contraofensiva ante los derechos conquistados por nuestro pueblo en los últimos 75 años, en un contexto internacional –además- donde los océanos se encuentran abarrotados de barcos con productos de exportación. Toda una oportunidad para que avancen en su estocada final con su postergada reforma laboral, y poder concretare así su ya avanzado “golpe de Estado blando, suave o no tradicional”.

¿Qué es un golpe de Estado blando, suave o no tradicional?

La expresión golpe de Estado blando, golpe suave o golpe no tradicional ha sido atribuida al politólogo estadounidense Gene Sharp para nombrar a un conjunto de técnicas conspirativas no frontales y principalmente no violentas, con el fin de desestabilizar a un gobierno y causar su caída, sin que parezca que ha sido consecuencia de la acción de otro poder.

En algunas ocasiones, el golpe de Estado blando se relaciona con el llamado lawfare –guerra jurídica o guerra judicial-, cuando la desestabilización o derrocamiento del gobierno se realiza mediante mecanismos aparentemente legales.

Como el mismo Sharp indica, se trata de combatir con armas psicológicas, sociales, económicas y políticas a gobiernos “incómodos.” La metodología se sustancia en la siguiente gradación: deslegitimación, debilitamiento, calentamiento en la calle y fractura institucional.

El próximo sábado se conmemora una fecha cara para el peronismo: el 17 de octubre, “Día de la Lealtad”. Es absolutamente comprensible y admisible que existan diversas voces en un frente de características tan plurales, como lo es el “Frente de Todos”. En definitiva, el peronismo se constituyó con estas características, debido a su condición de movimiento y no de partido político.

Sin embargo, dadas las condiciones objetivas del fuerte ataque neoliberal/reaccionario que se desarrolla no solo en nuestro país, sino en la región en su conjunto, merecerían una evaluación más racional y política ciertas acciones de personajes que les interesa más convertirse en “mártires del Twitter”, que en compatriotas comprometidos con un proyecto nacional y popular, de las características que hoy encabezan Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.

Por fuera de esto, hoy, solo se ven las fauces del averno.

Ver:

No liquidan USD12 mil millones: productores agrícolas presionan por una devaluación

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