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MUY GRAVE: ¿cuál es el conflicto que el Gobierno oculta con Chile por el que el Canciller Werthein no participó del encuentro en el Vaticano a 40 años del Tratado de Paz y Amistad con Chile?

Durante una entrevista a TN, el ministro de Relaciones Exteriores argentino, Gerardo Werthein contó sin brindar ninguna precisión, que hubo un desencuentro durante el G20 de Brasil con autoridades chilenas, por lo que decidió no participar del encuentro por el 40 aniversario del Tratado de Paz con Chile realizado en el Vaticano y organizado por el papa Francisco, quien exaltó el acuerdo que evitó en 1978 la guerra entre dos pueblos hermanos, que consideró un ejemplo más actual que nunca en este momento convulsionado del mundo; evitó referirse a la tensión que provocó el faltazo del canciller argentino. El país estuvo representado por el embajador ante la Santa Sede, Luis Pablo Beltramino, en tanto Chile lo hizo a través del ministro de Relaciones Exteriores, Alberto van Klaveren. Mirá el video al final de la nota. 

Al presidir este lunes un acto para recordar el 40 aniversario del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile –marcado por la ausencia del canciller argentino Gerardo Werthein quien no dio las explicaciones pertinentes sobre la crisis que atraviesa nuestro país atraviesa hoy con Chile-, el papa Francisco exaltó este histórico acuerdo “que evitó la guerra entre dos pueblos hermanos” gracias a la mediación del Vaticano, que consideró “un ejemplo a imitar más actual que nunca” en un mundo convulsionado. “El diálogo debe ser el alma de la comunidad internacional”, sentenció.

Tal como se informó, debido a discrepancias salidas a la luz la semana pasada durante el G20 entre el presidente Javier Milei y su par de Chile, Gabriel Boric, el Gobierno decidió que el canciller Werthein no viajara a la ceremonia. Por eso, mientras que la delegación chilena estuvo encabezada por el ministro de Relaciones Exteriores, Alberto van Klaveren, la argentina fue rebajada y estuvo representada por el embajador ante la Santa Sede, Luis Pablo Beltramino.

En su discurso, en el que reflexionó sobre la paz y la amistad, las dos palabras que le dan el título al Tratado que fue fruto de negociaciones que duraron 6 años para resolver las diferencias por el conflicto del Beagle que se desencadenó en 1978, el Papa, muy diplomático, sobrevoló ese contraste.

Dijo que ese tratado, impulsado por el papa Juan Pablo II y logrado gracias a la mediación de los cardenales Antonio Samoré y Agostino Casaroli, “constituye un modelo a imitar”. Y pidió que su “espíritu de encuentro y de concordia entre las naciones, en América Latina y en todo el mundo, deseoso de la paz, pueda ayudar a multiplicarse en iniciativas y políticas coordinadas, para resolver las numerosas crisis sociales y medioambientales que afectan a las poblaciones de todos los continentes, perjudicando especialmente a los más pobres”.

Recordó, por otro lado, que en ocasión del 25 aniversario del mismo Tratado, el 28 de noviembre de 2009, “se tuvo un acto conmemorativo aquí en el Vaticano, realzado por la presencia de las presidentas de Argentina, la señora Cristina Fernández de Kirchner, y de Chile, la señora Michelle Bachelet”. “En aquella circunstancia el Papa Benedicto XVI puso de relieve cómo Chile y la Argentina no son sólo dos naciones vecinas, sino mucho más: «Son —dijo— dos Pueblos hermanos con una vocación común de fraternidad, de respeto y amistad, que es fruto en gran parte de la tradición católica que está en la base de su historia y de su rico patrimonio cultural y espiritual»”, evocó.

“Hoy, a distancia de cuarenta años, renovamos nuestra gratitud por los esfuerzos de todas las personas que, en los gobiernos y delegaciones diplomáticas de ambos países, dieron su positiva contribución para llevar adelante ese camino de resolución pacífica, cumpliendo así los profundos anhelos de paz de la población argentina y chilena”, siguió. “El Tratado de Paz y Amistad, como dijo entonces el Papa Benedicto, «es un ejemplo luminoso de la fuerza del espíritu humano y de la voluntad de paz frente a la barbarie y la sinrazón de la violencia y la guerra como medio para resolver las diferencias»”, sumó. “Es un ejemplo, más actual que nunca, de cómo es necesario «perseverar en todo momento con voluntad firme y hasta las últimas consecuencias en tratar de resolver las controversias con verdadera voluntad de diálogo y de acuerdo, a través de pacientes negociaciones y necesarios compromisos, y teniendo siempre en cuenta las justas exigencias y legítimos intereses de todos», añadió. “Sobre este punto, es necesario hacer referencia a los numerosos conflictos armados en curso, que todavía no se consiguen extinguir, a pesar de constituir heridas dolorosas para los países en guerra y para toda la familia humana. Dios quiera que la comunidad internacional pueda hacer prevalecer la fuerza del derecho a través del diálogo, porque el diálogo debe ser el alma de la comunidad internacional”, sentenció. Entonces, saliéndose del discurso preparado, denunció “la hipocresía” de quienes hablan de paz mientras se enriquecen fabricando armas y volvió a deplorar las guerras en Ucrania y en Medio Oriente: “Hay dos fracasos de la humanidad: Ucrania y Palestina, donde se sufre, donde la prepotencia del invasor prima sobre el diálogo”, marcó.

El Papa concluyó agradeciendo a todos los presentes e invocando la bendición de Dios sobre “las amadas naciones de Argentina y Chile”, que hizo extensiva a “todos los pueblos que tienen deseos de paz y concordia, y a cada hombre y mujer que se hace artesano de la fraternidad y la paz social”. Después de saludar a todos, caminando ayudado por un bastón, el exarzobispo de Buenos Aires, de 87 años, se retiró entre los aplausos.

El acto tuvo lugar en la espectacular Sala Regia del Palacio Apostólico, el mismo espacio donde, el 29 de noviembre de 1984, los entonces ministros del exterior de la Argentina y Chile, Dante Caputo y Jaime del Valle, respectivamente firmaron junto a Juan Pablo II el Tratado. La foto de ese momento más trascendental podía verse en un sello filatélico que la Santa Sede presentó momentos antes, en una ceremonia en la que también fue revelado un sello conjunto de los correos argentino y chileno, que se destacan por el número 40 formado por las dos banderas entrelazadas.

“El sello quiere ser el testimonio de la capacidad diplomática de la Santa Sede y quiere ser testigo de lo que fue una obra maestra de la mediación y pacificación en el plano internacional”, dijo el cardenal español Fernando Vérgez Álzaga, presidente del Governatorato que fue secretario privado del cardenal argentino y beato, Eduardo Pironio, que, según contó, vio de primera mano “cuanta energía gastó Juan Pablo II” para evitar una confrontación entre la Argentina y Chile.

En un acto al que también asistieron miembros del cuerpo diplomático, el arzobispo británico Paul Gallagher, “canciller” de la Santa Sede y el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio cardenalicio, además hablaron brevemente ante el Papa los dos jefes de las delegaciones presentes, el embajador Beltramino y el canciller van Klaveren. Ninguno de los dos habló en forma directa de la tensión actual que determinó la lamentable ausencia del canciller argentino, sino que ambos prefirieron resaltaron la buena relación bilateral que hay entre los dos países desde hace 40 años, a partir del acuerdo, que estableció una amistad que debe seguir siendo cultivada. “Los valores de la paz y la amistad deben prevalecer por sobre cualquier dificultad en nuestros vínculos”, dijo Beltramino, que expresó en nombre del Gobierno y el pueblo argentino la “profunda gratitud” al papa Francisco y a todos sus colaboradores “por haber abierto las puertas de esta sala”. A su turno von Klaveren, luego de destacar que gracias al Tratado de Paz y Amistad “los más de 5000 kilómetros de frontera común no son barreras sino espacio de encuentro” y que “la cordillera no es un muro sino un puente que se erige entre los dos países”, llamó a seguir “trabajando juntos” y a “mantener vivo el compromiso” de paz.

Con ese espíritu, esta tarde las dos delegaciones volverán a reunirse para asistir a una conferencia organizada por las dos embajadas ante la Santa Sede en la Pontificia Universidad Gregoriana sobre “La mediación papal como mecanismo para la promoción de la paz”. Entonces, el orador principal será el cardenal Pietro Parolin, número dos del papa Francisco y secretario de Estado de la Santa Sede y disertarán asimismo dos testimonios directos de las negociaciones que hubo hace más de 40 años: el embajador argentino Enrique Candiotti y su par chileno, Milenko Skoknic.

El peligroso silencio del Canciller

El canciller Gerardo Werthein ratificó el último domingo que no va a participar del encuentro organizado por el Papa Francisco en el Vaticano por los 40 años del Tratado de Paz y Amistad con Chile, pero aseguró que va a haber delegación que representará a la Argentina en el acto.

El ministro de Relaciones Exteriores explicó que la decisión “tiene que ver con lo que ocurrió en Brasil”, durante la cumbre de líderes del G20, en la que hubo “un desencuentro” con representantes del país vecino y que “fue protagonizado por el Cardenal (Pietro) Parolín”.

“Nosotros tenemos un profundo respeto por el Papa, tenemos una muy buena relación con el Vaticano, pero, desafortunadamente, a veces ocurren hechos dentro de las relaciones bilaterales que complican las cosas. En el G20 de Brasil han ocurrido cosas que aconsejaban que esta no era la mejor oportunidad para ir”, señaló el Canciller.

En declaraciones a TN, Werthein aclaró que “por supuesto” que el enojo no es con la Iglesia Católica y remarcó que “la Argentina va a tener una delegación importante” en el evento, que incluye al “representante en el Vaticano y al embajador en Roma”.

“Lo único que puedo decir es que el país, lejos de tener un problema, tenemos una excelente relación con el Vaticano y cuando el Santo Padre así lo disponga, yo voy a estar muy gustoso de ir a visitarlo, saludarlo y presentarles mis respetos”, agregó.

En tanto, respecto de Chile, detalló que “a veces las relaciones entre las personas pueden tener ciertos tropiezos”, pero “nada obsta de que mantengamos nuestros vínculos por un país hermano y vecino”.

“La relación con Chile está intacta. Valoramos enormemente el esfuerzo que se hizo entonces liderado por el cardenal Samoré y con la visión del Papa Juan Pablo II, eso está intacto”, remarcó el titular del ministerio de Relaciones Exteriores.

Con información de Vatican News y La Nación.

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