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Papa Francisco a jueces Panamericanos: «Trabajen por la justicia social y el bien común»

En el marco de la «Cumbre de Jueces Panamericanos sobre Derechos Sociales y Doctrina Franciscana», el Papa argentino fue contundente: «El Lawfare (“Guerra Jurídica”, en inglés) además de poner en serio riesgo las democracias de los países, generalmente es utilizado para minar los procesos políticos emergentes y propender a la violación sistemática de los derechos sociales.» A continuación presentamos una síntensis del encuentro. Al final de la nota reproducimos íntegra la «Declaración de Roma». 

Durante los pasado 3 y 4 de junio, se llevó a cabo la «Cumbre de Jueces Panamericanos sobre Derechos Sociales y Doctrina Franciscana», en la Pontificia Academia de Ciencias Sociales organizó en la Casina Pío IV del Vaticano, en la que participaron decenas de jueces y exjueces Panamericanos.

«Me preocupa una nueva forma de intervención exógena en los escenarios políticos de los países, a través del uso indebido de procedimientos legales y tipificaciones judiciales. El Lawfare (“Guerra Jurídica”, en inglés) además de poner en serio riesgo las democracias de los países, generalmente es utilizado para minar los procesos políticos emergentes y propender a la violación sistemática de los derechos sociales. Para garantizar la calidad institucional de los Estados, es fundamental detectar y neutralizar este tipo de prácticas que resultan de la impropia actividad judicial en combinación con operaciones multimediáticas paralelas”, expresó el Papa Francisco

Objetivos de la Cumbre de Jueces

Entre los objetivos de esta reunión están el de cómo implementar las tres “T” (Tierra, Techo, Trabajo), cómo hacer frente a las restricciones presupuestarias y los controles bancarios o financieros exógenos basados ​​en la deuda externa de los países y cómo superar las presiones políticas y crear un movimiento mundial basado en la defensa sin restricciones de los derechos sociales.

Buscar el bien común del pueblo

«De esta manera -dijo Francisco- ustedes ayudan a que los Estados no renuncien a su más excelsa y primaria función: hacerse cargo del bien común de su pueblo».

Celebrando esta iniciativa de reunirse, así como la realizada el año pasado en la ciudad de Buenos Aires, en la que se deliberó sobre los Derechos sociales a la luz de Evangelii gaudium, Laudato si’ y el discurso a los Movimientos Populares en Santa Cruz de la Sierra; el Pontífice subrayó «la importancia y la necesidad de encontrarse para poder afrontar los problemas de fondo que sus diversas sociedades están atraversando».

Cuidar los derechos consagrados globalmente

«Nos toca vivir una etapa histórica de cambios en donde se pone en juego el alma de nuestros pueblos. Un tiempo de crisis  -de peligros y oportunidades- en la que se verifica una paradoja: por un lado, un fenomenal desarrollo normativo, por otro un deterioro en el goce efectivo de los derechos consagrados globalmente», añadió el Obispo de Roma, manifestando su preocupación ante las voces que se levantan, especialmente de algunos “doctrinarios”, que tratan de “explicar” que los Derechos sociales son “viejos”, están pasados de moda y no tienen nada que aportar a nuestras sociedades.

«La injusticia y la falta de oportunidades tangibles y concretas detrás de tanto análisis incapaz de ponerse en los pies del otro – y no digo zapatos, porque en muchos casos esas personas no tienen-, es también una forma de generar violencia: silenciosa, pero violencia al fin», afirmó el Sucesor de Pedro, haciendo hincapié en el enorme contraste que existe «en las ciudades que se muestran bellas y modernas donde a la vez se niega el techo a miles de vecinos y hermanos nuestros, incluso niños, y se los llama, elegantemente, personas en situación de calle”.

Injusticia social naturalizada

Poniendo en guardia sobre los peligros de naturalizar la injusticia social, convirtiéndola por tanto en «invisible» y por ende, en uno de los grandes obstáculos que debilita el sistema democrático; el Papa recordó que para que un sistema político-económico se desarrolle sanamente, necesita garantizar que la democracia no sea sólo nominal, sino que pueda verse plasmada en acciones concretas que velen por la dignidad de todos sus habitantes bajo la lógica del bien común, en un llamado a la solidaridad y una opción preferencial por los pobres (cf. Carta enc. Laudato si’, 158).

Enfrentar el conflicto y resolverlo

«En un mundo de virtualidades, cambios y fragmentación, los Derechos sociales no pueden ser solamente exhortativos o apelativos nominales, sino que han de ser faro y brújula para el camino porque «la salud de las instituciones de una sociedad tiene consecuencias en el ambiente y en la calidad de vida humana» (Carta enc. Laudato si’, 142), argumentó el Santo Padre, pidiendo a los jueces que delante del conflicto «no caigan prisioneros del mismo ni pierdan horizontes, sino que miren de frente el conflicto, sufriéndolo, resolviéndolo y transformándolo en el eslabón de un nuevo proceso (cf. Exhort. apost. Evangelii gaudium, 227).

Vacíos legales: generadores de corrupción

En cuanto al tema de los vacíos legales, tanto de una legislación adecuada como de la accesibilidad y el cumplimiento de la misma, el Pontífice afirmó que estos ponen en marcha círculos viciosos «que privan a las personas y a las familias de las necesarias garantías para su desarrollo y bienestar. Estos vacíos son generadores de corrupción que encuentran en el pobre y en el ambiente los primeros y principales afectados».

Lawfare: guerra jurídica

Igualmente, aprovechando esta oportunidad de reunión con los jueces panamericanos, el Santo Padre manifestó su preocupación por una nueva forma de intervención exógena en los escenarios políticos de los países a través del uso indebido de procedimientos legales y tipificaciones judiciales, conocido como «lawfare», en español «guerra jurídica»; la cual además de poner en serio riesgo la democracia de los países, generalmente es utilizado para minar los procesos políticos emergentes y propender a la violación sistemática de los Derechos sociales.

Honestidad puesta en duda

«Para garantizar la calidad institucional de los Estados es fundamental detectar y neutralizar este tipo de prácticas que resultan de la impropia actividad judicial en combinación con operaciones multimediáticas paralelas», dijo Francisco advirtiéndoles que debido a tal fenómeno, «en muchos casos la defensa o priorización de los Derechos sociales sobre otros tipos de intereses, los llevará a enfrentarse no sólo con un sistema injusto sino también con un poderoso sistema comunicacional del poder, que distorsionará frecuentemente el alcance de sus decisiones, pondrá en duda su honestidad y su probidad».

«¡Cuántas veces los jueces y juezas se enfrentan en soledad a las murallas de la difamación y del oprobio!», exclamó el Pontífice asegurando que ciertamente se requiere de una gran entereza para poder sobrellevarlas. «Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos» (Mt 5,10), añadió.

Protagonistas de la transformación del sistema judicial

«Ustedes tienen un rol esencial -concluyó el Papa- son poetas sociales: son creadores de trabajo, constructores de viviendas, productores de alimentos, sobre todo para los descartados por el mercado mundial» (II Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, Santa Cruz de la Sierra, 9 julio 2015). No tengan miedo de ser protagonistas en la transformación del sistema judicial basado en el valor, en la justicia y en la primacía de la dignidad de la persona humana sobre cualquier otro tipo de interés o justificación. Permítanme decirles: «Felices los que tienen hambre y sed de justicia; felices los que trabajan por la paz» (Mt 5,6.9).

Fuente: Vatican News

Declaración de Roma:

“Los abajo firmantes, participantes de la primera Cumbre Panamericana de Juezas y Jueces sobre derechos sociales y doctrina franciscana, declaramos:

Nos asiste una profunda preocupación por el deterioro de los sistemas normativos nacionales e internacionales y en particular por la degradación en el ejercicio universal de los derechos económico, social y culturales.

Observamos un pronunciado proceso mundial de dualización social que conlleva a justicia estructural y violencia; minorías cada vez más pequeñas concentran en forma inédita la riqueza del plante, disminuyendo el bienestar y la dignidad de millones de seres humanos.

En forma paralela advertimos que el actual sistema económico mundial poco y nada hacen para preservar el equilibrio ambiental, coadyuvando en esta forma a una degradación integral de la existencia humana.

La palabra y el ejemplo de Francisco nos interpelan sustantivamente y promueven independiente de nuestra creencia religiosa personal, replanteos y abordajes críticos de nuestra visión judicial.

La actual situación de la humanidad exige de quien tenemos la enorme responsabilidad de controlar judicialmente el cumplimento de los derechos humanos una postura firme y valiente que limite en la práctica el avance de las prácticas destructivas y degradantes del hombre y del plantel.

Consideramos que los estados asuman la operatividad incondicional de los derechos económico, social y culturales y a los fines de su estricto cumplimiento, modifiquen su política presupuestaria logrando ecuaciones más equitativas y justas.

Hacemos un llamado a todos los países para que alcancen los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, que son compromisos específicos y con plazo de nuestra generación, para cumplir con la declaración universal de los derechos humanos y los acuerdos relaciones con los derechos humanos.

Hacemos un llamado a todos los países para que tomen medidas decisivas para cumplir los objetivos del acuerdo climático de París, que son vitales para la supervivencia y el bienestar humano, especialmente para los pobres y las generaciones venideras.

Entendemos que no hay posibilidad de vivir en paz y democracia en procesos políticos y sociales en los que se profundicen el descarte de las personas y la destrucción del medio ambiente.

Alertamos sobre el uso que en la actualidad se hace de una parte del poder judicial para modificar escenarios políticos y económicos, desnaturalizando las funciones judiciales y destruyendo la democracia con el costo que eso implica para el desarrollo de los derechos humanos.

Resaltamos que los sistemas de comunicación concentrados cuando actúan para presionar a los poderes públicos pierden su esencia y hacen peligrar la institucionalidad al sustituir los poderes públicos mediante operaciones mediáticas de dudosa legitimidad.

En este contexto de crisis planetaria, hacemos un llamado los colegas jueces de las Américas para asumir el rol que el ahora nos exige, coordinando esfuerzos, diseñando estrategias y ratificando de forma cotidiana nuestro compromiso con la dignidad humana y la paz global, como también para la revalidación de los derechos humanos en todas las dimensiones.”

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