Si bien lo dijo con claridad durante toda su campaña, y diversas razones hicieron que trepara 25 puntos porcentuales desde la primera a la segunda vuelta electoral (de obtener 30% de los votos, triunfó con el 55% en segunda vuelta), el presidente Javier Milei, y su ministro de Economía, Luis Caputo –ajustado serial, responsable de la megadeuda de 45 mil millones de dólares con el FMI y las leliqs-, propician una hiperinflación para “legitimar” su ajustazo y gobernar por decreto. No solo no controlan precios, sino que auspician su crecimiento diario.
El día de su asunción, de espaldas a la Asamblea Legislativa y ante un grupo de seguidores suyos y de Mauricio Macri, ubicados en la Plaza de los Dos Congreso y Av, Rivadavia, Javier Milei habló ante esos fanáticos que vitoreaban la palabra “motosierra” de una herencia de inflación proyectada de 15.000% anual. A las horas, Luis Caputo comparó la economía argentina con la de una casa y figuró una leche a $60.000. Poco más tarde, el vocero presidencial Manuel Adorni habló sin parar sobre un paciente en estado crítico al que hay que salvar. Cada uno a su manera hizo una advertencia con imágenes rimbombantes y sin muchos datos: Argentina está al filo de una hiperinflación. Pero, en qué consiste este fenómeno y cuándo pasó en Argentina.
La hiperinflació en Argentina
Dentro de esos fenómenos de inflación disruptiva está el llamado “Rodrigazo”, como se conoce el plan de ajuste, similar al de Caputo, anunciado por Celestino Rodrigo en 1975. La inflación anual de 1975 finalizó en 335%.
Sin embargo, si se toma el acumulado anual a mayo de 1976, el aumento en los precios al consumidor alcanzó el 777,62%, según informa en un exhaustivo ensayo la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.
El segundo de estos escenarios apareció en 1982, cuando se volvió a registrar una tasa de inflación anual superior al 200%. Para el año siguiente, la variación fue de 433,7%. Finalmente, en el segundo semestre de 1984 y el primer semestre de 1985, la inflación detonó con una tasa promedio mensual del 22,9%.
De todos modos, el punto clave estuvo en mayo de 1985, cuando se registró por primera vez en la historia argentina una inflación anual acumulada de 4 dígitos: 1.128,9%.
En marzo de 1989 se inició en el país otro proceso de espiralización que culminaría en julio con una inflación del 196,6% en un solo mes. Más tarde, entre diciembre de 1989 y marzo de 1990, ya en el Gobierno de Carlos Menem, Argentina sufrió otra hiperinflación, llegando, en marzo de 1990, a una tasa de inflación anual acumulada de 20262,8%.