Cayó 9,3 por ciento en febrero. el nivel más bajo desde 2011. En forma anualizada, los argentinos consumieron 44,6 kilos por habitante, por debajo de los 49,2 kilos de igual mes del año pasado.
La crisis que afecta a los bolsillos alcanzó a uno de los productos preferidos por los argentinos: la carne. El consumo de carne vacuna cayó 9,3% en febrero, el más bajo desde 2011. En febrero pasado el nivel por habitante se ubicó en el equivalente a 44,6 kilos, por debajo de los 49,2 kilos de igual mes de 2023. Pese a la desaceleración inflacionaria, el consumo de carne vacuna en el mercado interno no repunta.
El último informe de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA) mostró que febrero pasado tuvo un fuerte descenso interanual del 9,3% en el consumo de carne vacuna. En tanto, en el primer bimestre de 2024 el consumo aparente de carne vacuna habría sido equivalente a 349.100 toneladas res con hueso y habría experimentado una contracción de 8,2% interanual.
Si se hace una cronología de lo que ocurrió con el producto, en un principio, las carnicerías buscaron que su mercadería acompañara un poco la fuerte inflación de los dos primeros meses del año.
Marcha atrás con las subas
Sus costos se aceleran a un ritmo importante y no querían tener pérdidas. Pero enseguida debieron retroceder porque el consumidor no convalidó el incremento.
Según CICCRA, si se considera el promedio de los últimos doce meses, tomando febrero el consumo fue de 51,7 kilos por habitante y por año. “Esto tiene que ver con los primeros meses del año pasado, cuando el consumo aumentó porque el precio de la carne no varió y el precio del novillo en el Mercado Agroganadero de Cañuelas (MAG) aumentó 10%. Si bien no se observa una caída tan fuerte en el consumo, probablemente esto empezará a notarse después de marzo.
Por cierto, no habrá ninguna explosión ni en el precio ni en la falta de hacienda”, dijo Miguel Schiariti, titular de CICCRA. Otra de las causas que ven los matarifes es que la carne de cerdo tomó mucha relevancia para el consumo porque está más barata y eso hace que se convierta en una alternativa cierta y palpable para el público en el mostrador.
El último informe del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) consignó: “Los precios de los distintos cortes de carne vacuna han registrado una variación del 4,2% en febrero de 2024 con respecto al mes anterior. El valor del pollo fresco mostró una variación del 5,4% en el mismo período con respecto a enero. Y el precio del pechito de cerdo tuvo una caída del 2,2% con relación al mes anterior.
Las exportaciones en enero -mes considerado por el informe- fueron de 49.571 toneladas peso producto de carne vacuna, excluyendo las ventas a China de huesos con carne. El volumen exportado fue 2,4% menor al total certificado en diciembre, pese al levantamiento de las trabas que había; por ejemplo, de los siete cortes populares.
Pero, al mismo tiempo, las ventas al exterior fueron 13,5% mayor al registro de enero de 2023, cuando sí existían dichas prohibiciones. “El hecho de que hayan retrocedido el dólar blue o el contado con liquidación hace que las exportaciones, especialmente la de la vaca a China, abandone el ritmo de sus ventas al exterior. Y, cuando se abandona el ritmo de las exportaciones de una categoría, prácticamente eso lleva a que en el resto pase lo mismo”, explicó Schiariti. Con relación a las divisas ingresadas en enero, totalizaron US$224,7 millones y resultaron 11% mayores a las generadas en enero del año pasado, unos US$22,2 millones más.
Esto se explica “por la recuperación de la cantidad exportada, que compensó la caída del precio promedio”, dijeron en CICCRA. La perspectiva para lo que resta del año, según el consultor ganadero Víctor Tonelli, indica que “va a caer la faena, va a crecer la exportación, probablemente, y el consumo puede ser que caiga a niveles de 45 kilos de carne vacuna”.
En cuanto a la caída de la oferta, subrayó que será de aproximadamente un 10% de lo que fue la oferta disponible en 2023 (3.300.000 toneladas). “Imagino que rondará las tres millones de toneladas, incluso algo menos. El mercado interno es el que va a recibir una menor oferta teniendo en cuenta el bajísimo nivel de poder adquisitivo de los consumidores, que va a costar recuperar”, señaló.