Por Maximiliano Borches. Excitado por haberse reunido con el multimillonario estadounidense Elon Musk, Javier Milei publicó en su cuenta de Instagram una serie de fotos en las que se lo ve parado detrás del dueño de “X” y “Tesla” vestido con campera de cuero y en pose de “Rockstar”, exultante y con los dedos pulgares en alto, como si fuese un estudiante de último año de escuela secundaria en su viaje de egresados. Sin embargo, el inconveniente central de todo esto, es que Javier Milei no se encuentra realizando un viaje personal pagado “con la suya” (como gusta decir a libertarios, libertinos, muchos radicales y macristas). Milei, es el presidente de la República Argentina, y como representante del pueblo argentino en el exterior, festeja en sus fotos adolescentes, estar parado detrás del empresario al que –según las malas lenguas- le entregaría parte del litio argentino.
En 41 años de democracia, esta es la primera vez que un Presidente argentino viaja a Estados Unidos sin agenda oficial que incluya encuentros y/o reuniones de trabajo, con autoridades políticas de ese país ubicado al norte de América. En esta oportunidad, su nueva gira al exterior lo llevó a Miami a recibir la curiosa distinción de “Embajador de la Luz”, por parte de los ultraortodoxos judíos de “Jabad Lubavitch”, luego a Austin (Texas) a entrevistarse –sin conocerse públicamente los ejes de ese encuentro, como corresponde a un Presidente- con el multimillonario Elon Musk, y por último al reino de Dinamarca, donde parecería que volará como copiloto en un avión de combate F-16 que aparentemente compraría el Estado argentino. Todo esto, claro está, con “la nuestra”, que también incluye el pasaje, alojamiento y gastos de su ¿novia?, Fátima Flórez, y de toda su comitiva incluida su hermana en jefe.
El economista anarco-capitalista (cada vez menos en los papeles), en solo cuatro meses de gestión logró un récord mundial: convertirse con la velocidad de la luz en un presidente bananero, que geopolíticamente expone a su pueblo y a su país, con sus políticas de vasallaje hacia Israel y Estados Unidos: los únicos dos estados del mundo (junto al Reino Unido, claro) que votan en contra de los derechos soberanos de la Argentina. Cada año, en Naciones Unidas, se debate el pedido de soberanía nacional sobre esas islas, Georgias, Sandwich del Sur y espacios marítimos adyacentes, hoy usurpadas por el miembro fundador de la OTAN, el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda Norte.
Toda una semiótica del colonizado.