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El presidente de Brasil, y ex Capitán del Ejército, Jair Bolsonaro, autorizó a las fuerzas armadas de su país a conmemorar el golpe de Estado que se llevó a cabo el 31 de marzo de 1964. Un peligroso antecendente tanto para su país como para la región. Según determinó oficialmente la Comisión de la Verdad, durante el extenso gobierno de facto que se prolongó entre 1964 y 1985, hubo 434 ciudadanos muertos y desaparecidos, a la vez que brindó los nombres y apellidos de 377 responsables, entre jefes de Estado, policías, médicos y militares acusados de crímenes contra los derechos humanos, de los cuales 191 aún viven.
Borrar la memoria histórica de las atrocidades cometidas por los distintos gobiernos militares en Sudamérica, es el sueño dorado de los sectores más recalcitrantes de nuestras sociedades. Sin embargo, hasta el momento, ninguno de éstos pudo avanzar en su deseo de sepultar la memoria, verdad y justicia, como insta a hacerlo el presidente neofascista de Brasil, Jair Bolsonaro.
Los detalles los ha ofrecido una de las líderes del partido de Bolsonaro en la Cámara de Diputados, Joice Hasselman: “La fecha ha sido incluida en el orden del día de las FFFAA y cada comandante decidirá cómo se debe hacer. Es retomar la narrativa verdadera de nuestra historia. Orgullo brasileño”, ha tuiteado la antigua periodista. (Ver tuit)
https://twitter.com/joicehasselmann/status/1110337819791249410
Víctimas del terrorismo de Estado en Brasil
A principios de diciembre de 2014, el informe de la Comisión por la Verdad de Brasil, contabiliza 434 víctimas mortales o desaparecidos y da los nombres y apellidos de 377 responsables, entre jefes de Estado, policías, médicos y militares acusados de crímenes contra los derechos humanos, de los cuales 191 aún viven. También desfilan los testimonios de los que acabaron confesando después de palizas de días y delataron a sus compañeros y quienes aguantaron los golpes y las amenazas y no abrieron la boca. De los que perdieron a sus hijos y quienes se quedaron huérfanos.
Entre las víctimas del terrorismo de Estado, se destacó la ex presidenta Dilma Rousseff quien vivió en carne propia la detención y torutura a sus 20 años: “Me estoy acordando muy bien del suelo del baño, del azulejo blanco, de la costra de sangre que se iba formando. Las marcas de la tortura forman parte de mí, yo soy eso”, narró durante una entrevista en los años de su presidencia.
