Luego de dos años pandemia, donde el principal acontecimiento editorial argentino no abrió sus puertas, este lunes finaliza la 46° edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires (FILBA), que en esta oportunidad reunió en sus 358 stands a libreros, editores, docentes y bibliotecarios de 32 países. Si bien los datos finales se conocerán en los próximos días, La mayoría de las editoriales afirmaron que las ventas fueron muy superiores a las registradas en 2019, en especial, en el segmento de la literatura infanto-juvenil. Se destacó la presencia de adolescentes y jóvenes. Más de 1.300.000 visitantes recorrieron sus pasillos y stands.
Con pasillos abarrotados, filas para firmar ejemplares o para pagar, charlas para las que las instalaciones de La Rural quedaron chicas y un gran protagonismo juvenil, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires volvió a la escena cultural y demostró su potencia como caja de resonancia de debates, tensiones y problemáticas coyunturales del amplio y diverso campo editorial argentino como lo evidenció el discurso de apertura a cargo de Guillermo Saccomanno al visibilizar y encender un debate que atravesó la 46ª edición.
Después de una interrupción de dos años, la Feria volvió y lo hizo con entusiasmo y euforia, lo que se tradujo en una alta concurrencia, sostenida durante los días hábiles y batiendo récords los fines de semana en los que se superaron las expectativas de los organizadores que, aún sin cifras finales, hablan de por lo menos 1.180.000 visitantes. Un número que supera ampliamente a las últimas ediciones y demuestra que se trata de un evento masivo que muchos esperan para buscar lecturas y acercarse a sus autores y autoras favoritos. Un poco en broma, un poco en serio, responsables de stands y comunicación de los sellos dicen que este año el predio de La Rural quedó chico para la increíble afluencia de personas.
Destacada presencia de adolescentes y jóvenes
Una multitud de adolescentes y jóvenes copó esta 46° edición de la Feria Internacional del Libro para mostrar que esas generaciones no están ajenas a la lectura. Por ejemplo, en las largas filas para comprar no sólo uno sino varios ejemplares o tener una dedicatoria -como ocurrió con la estadounidense Shelby Mahurin que firmó sus libros durante ocho horas- o participar del encuentro que durante horas congregó a bookstagramers, booktoker y booktubers.
La Cámara Argentina de Publicaciones sostiene que los jóvenes fueron el «fenómeno» y el «boom» y las editoriales que se dedican al género experimentaron un crecimiento del 128% en venta de ejemplares con relación al 2019.
Una cifra similar la dio a Télam Georgina Dritsos, jefa de prensa y marketing de Ediciones Urano Argentina: «Logramos vender un 150% más en cantidad de unidades que en 2019». El sello tiene en su catálogo a Shelby Mahurin, autora de la saga «Asesino de brujas», una de las trilogías más vendidas.
Pero el movimiento no comenzó en los pabellones el 28 de abril, día de la apertura formal y llegada del público, sino el martes 26, cuando libreros, editores, docentes y bibliotecarios de 32 países comenzaron a habitar los 358 stands y realizaron sus compras y actividades en el marco de las jornadas profesionales. Según un informe de la Cámara Argentina de Publicaciones (CAP), a partir de una encuesta realizada a veinte editoriales asociadas, durante esos días «se vendieron tantos ejemplares que algunas editoriales tuvieron que reponer sus stocks aun antes de comenzar la venta al público general».
«El balance de esta edición es muy positivo. Fue la Feria del regreso, del reencuentro, también de la pluralidad, donde todos nos pudimos escuchar y donde la marca distintiva fue haber tenido diálogos y actos de todas las manifestaciones posibles. Todas han sido respetuosas y con mucha concurrencia. Las Jornadas Profesionales han sido de las más exitosas de los últimos años. Luego la concurrencia de público en esta edición ha sido muy elocuente, ya no solo los viernes, sábados y domingos como generalmente ocurre y el espacio explota sino también los días de semana, con un impacto en las ventas, en la imagen de gente que se iba con bolsas en las manos, que es la gran postal de lo que una Feria puede esperar», sintetizó a Télam el director de la Feria, Ezequiel Martínez.
Y prosiguió: «Ha sido un regreso que esperábamos con mucha ansiedad y se comprobó no en la cantidad de nombres y de visitantes del exterior, como John Katzenbach, Vargas Llosa, Javier Cercas, Sebastián Mouret, Caroline Fourest, o la autora estadounidense Shelby Mahurin, la autora de «Asesinos de brujas», que batió records de tiempo firmando ejemplares -creo que contando la presentación y el tiempo dedicado a firma llegó a las 11 horas- sino en los nuestros como Mariana Enriquez, Camila Sosa Villada o Gabriel Rolón».
«También rescato como muy convocantes la maratón de lectura dedicada a García Márquez o el taller de periodismo cultural que hizo Jorge Carrión. Todo esto funcionó de manera estupenda y remarcó esta idea de que la gente busca reencontrarse con sus autores, escucharlos y poder dialogar con ellos», indicó.