Aquel 1° de julio de 1974 la noticia de la muerte del presidente Juan Domingo Perón, había llegado como una sacudida sísmica al seleccionado argentino de fútobol que disputaba sin chances el Mundial de Alemania 1974. El 3 de julio tocaba jugar contra la Selección de la entonces Alemania Democrática (u “Oriental”, pro-soviética). Tras el intento del seleccionado argentino de no jugar por luto ante la muerte del General, finalmente no lo quedó otra opción que hacerlo. En un partido cargado de oportunidades para los teutones orientales, fue nada menos que René “el loco” Houseman, quinen convirtió el tanto de aquel mítico empate. “¡Viva Perón!”, gritó cuando se abrazó para festejar con sus compañeros. Sin embargo, los tiempos de festejos habían terminado en Argentina, y por muchos años. Un año antes, Houseman había firmado una solicitada, junto a otros futbolistas, pidiendo por el regreso del exilio de Juan Domingo Perón. Mirá el video al final de la nota.
El impacto del fallecimiento de Juan Domingo Perón, aquel 1° de julio de 1974, también se hizo sentir a 12 mil kilómetros de la Argentina. En pleno Mundial Alemania q974, donde el seleccionado nacional no contaba ya con chances, en plena concentración en el hotel de Metzkausen, los jugadores y el cuerpo técnico armaron un altar improvisado con una imagen del líder popular Juan Perón. Luego, en la iglesia de San Lambertus, ubicada en la ciudad de Mettmann, se ofició una misa en alemán y en castellano en memoria del tres veces presidente.
“La noticia llegó como una explosión: ‘Ha muerto el presidente Perón’. La incredulidad y la angustia se mezclaron dramáticamente”, consignó El Gráfico de la época.
En ese momento, el Gobierno argentino –ahora en manos de la vicepresidenta María Estela Martínez de Perón, que pasó a ser la primera mujer presidenta de la Nación-, decretó tres días de duelo. Mientras algunos futbolistas lloraban, otros se preguntaban qué hacer. Luego de perder los primeros dos partidos del Grupo A (contra Brasil y la Holanda de Cruyff) a la participación Argentina en el Mundial todavía le faltaba un partido: el 3 de julio contra Alemania Oriental. Los dirigentes armaban sus valijas para volver al país. A la concentración llegaban telegramas de todas las federaciones expresando sus condolencias. “¿Y qué hacemos che?”, preguntó uno. “Por lo pronto ir a misa”, fue la respuesta.
Viajaron hasta la iglesia San Lambertus, en Mettman y participaron de la misa honrando la memoria de Perón. Tanto a la ida como a la vuelta el comentario era el mismo. “No hay que jugar”.
Al regresar a la concentración, la idea de no presentarse a jugar terminó de cobrar cuerpo. Los dirigentes tenían las valijas hechas y se volvían a Buenos Aires. “Tranquilos muchachos, decretaron tres días de luto”, escucharon los futbolistas. “Ni la televisión va a dar los partidos”, los convencían. “El miércoles mismo van a inhumar al General, no los van a hacer jugar”, los argumentos tenían su lógica.
La respuesta fue tajante: si Argentina no se presentaba a jugar tendría que pagar una multa de 600.000 dólares y se le quitaría la organización del próximo mundial. Frente al altar algunos continuaron llorando. Los más experimentados decidieron escribir un comunicado:
«Ante la congoja total que nos aflige a todos los integrantes de esta delegación por la irreparable pérdida de nuestro Presidente Juan Domingo Perón, nosotros, los jugadores, sentimos en este momento la obligación de expresar nuestro estado de ánimo. En esta situación, anímicamente consideramos que es imposible competir, y así se lo hemos hecho saber a los señores directivos. Ante el compromiso que tiene nuestro país en esta Copa Mundial no nos cabe otra alternativa que ajustarnos a las disposiciones reglamentarias, pero las mismas no pueden disimular nuestro profundo pesar por el momento que vivimos nosotros y todo el pueblo argentino».
Lo firmaron todos, incluido el cuerpo técnico. La FIFA se mantuvo en su posición. Si hay algo que no se altera en el tiempo, es que la organización que regula el fútbol mundial no suspende partidos fácilmente. Sí accedieron a hacer un minuto de silencio durante el partido.
El miércoles 3 de julio amaneció gris, con una fina lluvia sobre el estadio Parkstadion en Gelsenkirchen. Viajaron hacia la cancha pasado el mediodía sabiendo que ni siquiera tendrían a sus compatriotas escuchando el partido por radio o mirando por televisión. Algunos se preguntaban qué hacer en caso convertir un gol. Otros simplemente como concentrarse durante el partido.
A las 15:30 la lluvia acompañaba la tristeza de la selección albiceleste y el árbitro pitó el comienzo del partido. Los futbolistas argentinos tenían una cinta negra en el brazo. A los 10 minutos el árbitro detuvo el partido. El estadio quedó en silencio. En las tribunas las personas se pusieron de pie. Los jugadores argentinos y alemanes, parados en el mismo lugar en donde los encontró el pitido del árbitro, agacharon sus cabezas. En uno de los mástiles la bandera argentina flameaba con violencia por el viento en Gelsenkirchen.
El partido se reanudó. Los jugadores argentinos no volvieron con facilidad. En cinco minutos Alemania Oriental tuvo tres ocasiones claras para marcar el primer gol. Fillol contuvo los embates, pero la tercera fue la vencida y los alemanes alineados con la Unión Soviética se pusieron arriba en el marcador.
A los 23 minutos Mario Alberto Kempes llegó hasta el fondo. Amagó con centrar y enganchó dejando despatarrado al defensor alemán. Tiró el centro al corazón del área. René Orlando Houseman apareció solo. Y le rompió el arco a Juergen Croy.
El primer futbolista en convertir un gol tras la muerte de Perón, había nacido en La Banda, Santiago del Estero y crecido en una villa en el Bajo Belgrano. Houseman no lo gritó, en su lugar simplemente dijo: “¡Viva Perón!”.
Ficha técnica del partido
Argentina 1 Alemania Oriental 1
– Segunda Ronda – Grupo A
– Miércoles 3 de julio de 1974
– Hora de comienzo: 19:30
– Estadio: Parkstadion – Gelsenkirchen
– Árbitro: John Taylor (Inglaterra)
– Árbitro asistente 1: C. Thomas (Gales)
– Árbitro asistente 2: M. Mostafa Kamel (Egipto)
– Condiciones del campo de juego: Regular (muy resbaladizo)
– Espectadores: 38.000 (Otras fuentes: 53.054)
Argentina | Alemania Oriental |
12. Ubaldo Fillol | 1. Juergen Croy |
20. Enrique Wolff | 3. Bernd Bransch |
5. Angel Bargas X | 4. Konrad Weise |
10. Ramón Heredia | 6. Ruediger Schnuphase |
7. Jorge Carrascosa | 18. Gerd Kische |
6. Miguel Brindisi | 2. Lothar Kurbjuweit |
18. Roberto Telch | 7. Juergen Pommerenke |
3. Carlos Babington | 8. Wolfram Loewe |
11. René Houseman | 20. Martin Hoffmann |
2. Rubén Ayala | 14. Juergen Sparwasser X |
13. Mario Kempes | 11. Joachim Streich |
DT: Vladislao Cap | DT: Georg Buschner |
– Goles: PT: 15’ Streich (0-1) y 23’ Houseman (1-1). ST: No hubo goles.
– Cambios: Argentina: No se efectuaron. Alemania O.: ST: 20’ E. Vogel por Loewe y 35’ P. Ducke por Streich.
– Amonestados: Argentina: Bargas. Alemania Oriental: Sparwasser. – Expulsiones: – – Otras incidencias: – |